Reglas y consejos para abordar los Planes Directores Territoriales Turísticos
A. El valor de la demanda y la competencia turísticas
En los territorios existen atractivos potencialmente turísticos. Dada la libertad política y cierta oferta de accesibilidad y habitabilidad desde los Estados -sobre todo, en los países avanzados-, son los mercados los que deciden si el atractivo turístico lo es o no. La demanda turística tiene unas preferencias y una capacidad adquisitiva. Ningún territorio puede modificarlas. La oferta turística tiene un saber hacer, una posición y una reputación. Cualquier nuevo atractivo turístico ha de tener demanda primero y vencer a la competencia ya existente segundo. Y necesita tener muy próximos servicios de transporte, alojamiento y manutención.
B. La coordinación entre operadores turísticos
Se dice que los operadores de atractivos y recursos son interdependientes. Sus resultados dependen no sólo de su propia actuación sino de la actuación de los demás. La racionalidad más elemental aconseja la coordinación entre todos. El museo necesita hoteles. Y el hotel necesita el museo. El restaurante necesita taxistas. Los taxistas necesitan restaurantes. El festival de rock necesita aeropuerto, taxistas y restaurantes. El aeropuerto, los taxistas y los restaurantes necesitan al festival de rock.
C. El proceso de creación de un producto turístico: Recursos-operadores- comercialización
Para tener un producto turístico que posicione un territorio hay que articular atractivos y recursos en una posible experiencia con su secuencia espacio-temporal de actividades/procedimientos in situ, coordinar entre sí a los operadores públicos y privados y comercializar el producto. Ese proceso ha de tener lugar entre operadores entre los que pueda haber conocimiento, confianza y control de calidad mutuo. Por tanto, existe un límite espacio-temporal de proximidad entre los posibles operadores turísticos públicos y privados.
D. La participación de los actores territoriales en el PDTT
Corresponde a los actores potencialmente turísticos decidir su posicionamiento estratégico articulándose entre sí. Tiene que existir un plan director para configurar la experiencia-producto, comercializarla y controlar su calidad. Por el diseño institucional de las sociedades occidentales, correspondería a las administraciones públicas competentes liderar o coliderar con el propio tejido empresarial interesado este proceso básico de planificación territorial turística. Cuanto más próxima esté la administración al territorio, mejor. En España municipios de cierto tamaño, mancomunidades, consorcios comarcales o provincias son las entidades apropiadas.
No hay turismo sin producto turístico y el producto turístico es una articulación territorial de actividades con y sin precio-mirar, tocar, escuchar, oler, pasear, conversar- realizadas por un visitante. Es decir, se trata de experiencias en el territorio. Un Plan Director ha de recoger todas las etapas del proceso de articulación. Buscar y encontrar profesionales y emprendedores en el ámbito público y, sobre todo, privado es el punto de partida.
E. El turismo y la base social: la función de la población local
Nadie abre las puertas de su casa a desconocidos. Nadie que no esté orgulloso de su casa la muestra. El hogar ha de seguir igual cuando los invitados se vayan. Y anfitriones e invitados han de ser mejores tras su encuentro. Se encuentran personas durante un tiempo limitado ex ante. La indiferencia no sirve para nada en el ámbito del turismo.
F. Turismo, actividad económica local sostenible
La presencia de turistas en los territorios permite exportar in situ y eleva facturaciones y crea oportunidades laborales adicionales a las que genera la población residente y excursionista pero también aumenta la presión antrópica, supone competencia por los usos y puede subir precios, congestionar el espacio público y poner en peligro la identidad ecopaisajística y cultural del sitio. Un PDTT sólo puede tener como objetivo principal el desarrollo local sostenible. Así que, además de las estrategias en torno a la creación de producto para el posiciona- miento turístico, tiene que incorporar de modo necesario un sistema de prevención y control de los impactos sociales, culturales, medioambientales y, por supuesto, económicos.
G. La secuencia esencial de un PDTT
El esquema a seguir en la elaboración de un PDTT está bien asentado en la literatura y la praxis institucional de las dos últimas décadas. En primer lugar, ha de surgir entre la sociedad civil y el tejido empresarial y/o en la propia administración la voluntad de articular actores y agentes en la producción turística y en el posicionamiento territorial como destino. Esta fase 1 puede ser denominada de Sensibilización y Comunicación. Si se cumplen ciertas condiciones, se constituye un Grupo de Trabajo que ha de alcanzar un cierto diseño organizativo en una Fase 2.
Es entonces cuando, se inicia el proceso propiamente dicho. El esquema anexo reproduce la evolución deseada del mismo. En la Fase 3 se analizan las tendencias o entorno externo; en la Fase 4 de Análisis Integral del Territorio se evalúan las voluntades o preferencias y capacidades de los actores del territorio, lo que se llama diagnóstico interno, teniéndose especialmente en cuenta la cuestión de la ordenación urbana. En la Fase 5 se analiza y pone en valor la oferta turística existente y que puede existir en el territorio: atractivos, recursos, organizaciones y empresas. Se trata de la fase clave porque tiene que detectar las opciones reales de ofrecer valor y posicionarse como destino turístico competitivo.
La Fase 6 analiza la demanda turística ya existente en el propio territorio en su caso. En la Fase 7 tiene lugar el Análisis DAFO que recoge los puntos fuertes y débiles y las amenazas y oportunidades del territorio como destino turístico a partir del que se deriva un determinado modelo de destino. La Fase 8 de Posicionamiento Estratégico presenta una selección de Productos y un Sistema de Control de Impactos para alcanzar el objetivo de ese modelo de destino y territorio que han de plasmarse en el diseño e implementación de un PDTT en la Fase 9.
La ejecución final tiene lugar en la Fase 10, con un sistema de evaluación permanente interno. La realización del PDTT tendrá unos efectos en el corto, medio y largo plazo sobre el nivel de desarrollo que serán reconocidos por la sociedad civil y por los propios gobiernos, lo que ejercerá un mayor o menor grado de retroalimentación en el sistema territorial de producción turística y permitirá la mayor o menor continuidad del posicionamiento elegido.
Fuente: extraído de la “Guía para la elaboración de planes de desarrollo territorial turístico” (2017), editado por el Vicerrectorat de Participació i Vertebració Territorial de la Universitat de València y la Agència Valenciana del Turisme, se puede descargar aqui