Paisajes habitados

Segorbe y su entorno

Paisaje urbano en el valle del Palancia, rodeada de vegas, montes y bosques, así se asienta la capital de la comarca valenciana del Alto Palancia. Ciudad anclada ente Aragón y Valencia. Es cabeza compartida de la diócesis Segorbe-Castellón. Su situación estratégica, su categoría episcopal hicieron de Segorbe un punto clave en el antiguo Reino de Valencia. Su dilatada historia ha dejado no pocas muestras en su solar, es por ello que su Centro Histórico, por su rico patrimonio arquitectónico ha sido declarado Bien de Interés Cultural.

La ciudad se protegía por una muralla, de la que quedan algunos tramos, accesos y torres (arco de la Verónica, torre del Verdugo, torre de la Cárcel, puerta de Teruel), conservando también el acueducto que llevaba agua a la ciudad.

Sus calles se pueblan con un magnífico patrimonio donde destaca la Basílica-Catedral construida en el medioevo en estilo gótico de transición y con ampliaciones posteriores en nuevos estilos, como el neoclásico a partir del siglo XVIII (obra academicista de Vicente Gascó), con pinturas de José Vergara y frescos de Manuel Camarón y Luis Plane; destaca el mismo templo, la torre campanario, el claustro. En su interior muestra el Museo Catedralicio con obras de primera línea entre la pintura y la escultura de su colección, destacando sus retablos (por ejemplo el retablo mayor del siglo XVI de Vicente Macip y Juan de Juanes); también la orfebrería y demás objetos litúrgicos. Otras iglesias son las de San Martín, San Joaquín y Santa Ana, San Pedro, Iglesia de los Franciscanos y Santa María. Tiene un seminario diocesano. El palacio de los duques de Segorbe y Medinaceli, muy reformado, es ocupado actualmente por el Ayuntamiento.

El Castillo de la Estrella o de Sopeña, es el cerro donde se asentaba el poder del territorio que lo rodeaba, hoy poco queda de su anterior grandeza ya que sus piedras han sido reutilizadas para la construcción de edificios en la ciudad. El ser humano se asentó en este lugar desde hace 1500 años.

La ciudad tiene museos dignos de su visita: Museo Catedralicio, Criptas de la Catedral, Museo de Arqueología y Etnología, Museo del Aceite, Centro de Interpretación de las Torres Medievales, Centro de Interpretación de la Entrada de Toros y Caballos,

Las fiestas patronales se celebran a partir del último sábado de agosto, durante dos semanas, en honor de la Virgen bajo la triple advocación de la Esperanza, del Loreto y de la Cueva Santa. Están divididas en dos partes: la primera semana se centra en los actos religiosos y está declarada de Fiesta de interés turístico nacional. Durante la segunda semana destaca la Entrada de Toros y Caballos declarada fiesta de Interés Turístico Internacional y Bien de Interés Cultural. En otros momentos de año la fiesta de San Antonio Abad en enero, el Corpus Christi en junio, San Cristóbal en julio, Ángel Custodio a principios de agosto, la Inmaculada Concepción Santa Cecilia, la Purísima

Entre la gastronomía destacan la hoya segorbina, el arroz al horno, el puchero segorbino, sus ensaladas con productos locales como el aceite de oliva, las cebollas, los tomates. Y también la repostería: tortas de pimiento “colorao”, tortas de manzana, pasteles de boniato. Su jamón y embutido ha dado origen a la Feria de jamón y del embutido artesano.

Segorbe ciudad “milenaria, episcopal, real, señorial y ducal” un lugar donde pasear, perderse callejeando, admirando su arquitectura, los restos de un pasado pujante, un presente de labor y un futuro esperanzador.

El Entorno de Segorbe. Un espacio de contrastes

Segorbe en la segunda mitad del Siglo XVIII

Fuente: Espinalt y Garcia, Bernardo (1784). Atlante Español, ó descripcion general de todo el reyno de España. Tomo VIII. Descripcion del Reyno de Valencia.

“Los alrededores de la c. son deliciosos: colocada en el centro de frondosas huertas, y bañada por las aguas del Palancia, descuella erguida por entre aquellos campos de verdura, convertidos en hermosos jardines. Desde la cumbre del cerro donde está recostada la pobl., se disfruta de una perspectiva deliciosa: allí se presentan de un golpe las dilatadas huertas, y en ellas aquella variedad de verdes propios de los vegetales, sembrados ó plantados por el prudente labrador; vénse las curvas que el r. describe al bajar por la parte occidental; como se dobla en arco para pasar por el N. de la c. y como continúa con declinación al S., serpenteando el valle: distínguense los canales de riego, las casas de campo y los lugares v e c , quedando á los pies el cas. de la población.” Fuente: Madoz, Pascual (1849). Diccionario geografico-estadistico-historico de España y sus posesiones de ultramar; tomo XIV.

Una de las principales características del entorno de la ciudad de Segorbe es la estructura envolvente de los paisajes que se dan alrededor de la población. En ello juega un importante papel el propio relieve, la ubicación originaria de la ciudad y el río Palancia. Enclavado su núcleo histórico en una peña desde la que se dominan las tierras circundantes, la ciudad crece a lo largo del tiempo desde el castillo, su punto, más alto, desparramándose continuamente por su laderas que miran al sur y al oeste, pues al norte y el este la peña sobre la que se encuentra es demasiado empinada.

Esa estructura envolvente es fruto de un sustrato geológico y topográfico marcadamente diferencial según estemos a un lado u otro del río Palancia. El entorno de Segorbe es una subsidencia semicircular, encerrada entre las sierras de Espadán (al nordeste) y Calderona (al sudoeste) que es seccionada por el río. En la margen izquierda, en el contacto con la sierra de Espadán el relieve es abrupto, pues se ha construido sobre un conjunto uniforme de materiales muy duros, dolomías jurásicas, a cuya base el río se ajusta. Sobre la margen derecha, el contraste litológico es variado: por la parte norte, el río abandona el congosto que ha seguido a lo largo de aproximadamente dos kilómetros de recorrido, atravesando un paquete de tobas calcáreas con sus dibujos caprichosos y fantasmagóricos.

Al final de ese estrechamiento el río se abre sobre un pequeño conjunto de materiales relativamente recientes (costras calcáreas y estructuras tobáceas de la transición del Terciario al Cuaternario), cuyas características permitieron la construcción laboriosa de los riegos de la vega norte de Segorbe. La zona es una unidad de paisaje compleja en la que se integra el propio origen de las aguas (provenientes del manantial de la Esperanza, localizado a unos cinco kilómetros al norte de la población), la organización jerarquizada del sistema de acequias y el espacio en el que se desarrollan los cultivos, con bancales descendentes ajustados a los distintos planos de inclinación de las laderas y el llano junto al río.

Esa pequeña depresión, la de los riegos con aguas del manantial de la Esperanza, queda orlada hacia el oeste y el sur por un conjunto algo más antiguo de litologías, compuestas principalmente por conglomerados y areniscas del Mioceno. Sobre ellas se han levantado los regadíos cuyas aguas provienen mayoritariamente del río Palancia y, todavía más hacia occidente, los sistemas de cultivos de secano. El conjunto estructural de paisajes que caracterizan el entorno de la ciudad de Segorbe, queda cerrado, por el sur, por la sobreelevación formada por la Peña Dorada, la Loma Cabrera y el Cerro Altamira, a la altura de la población de Geldo.

 

El río Palancia. Una presencia constante en el devenir de la población

A lo largo de aproximadamente tres kilómetros, el Palancia atraviesa el término municipal desde el noroeste al sudoeste. Un corto recorrido que es suficiente, pues juega un papel vertebrador estratégico. Se trata de un corredor fluvial que aporta no sólo sus aguas, sino que le dota de singularidad al mosaico paisajístico de distintas maneras: sea con su estrecho bosque de ribera; bien por el uso social de sus márgenes, elemento cultural (identitario) de marcada impronta en su población, y, más fundamental todavía, por el aporte permanente del agua necesaria para construir parte de los sistemas de riego, eminentemente tradicionales, de las anchas vegas del oeste y sur de la ciudad.

 

El secano tradicional del entorno de Segorbe

La preservación de los cultivos de secano se ha mantenido a lo largo del tiempo. Su parcelario, abancalamientos y tipo de cosechas mantienen la estructura tradicional de manera que su valor patrimonial es reconocible. Todavía hoy en día están presentes las plantaciones de cereal, olivo y vid. Es el olivo el cultivo con mayor ascendente en la cultura agrícola de secano actual. Hay que tener en cuenta, además, el valor simbólico y milenario de su explotación ejemplarizado en la inclusión en los catálogos de árboles monumentales de la “Olivera Morruda”. Localizada en el camino a la Masía Ferrer, la Morruda es un ejemplar de aproximadamente 1500 años de edad. La relación campo-ciudad queda registrada por la recuperación como Museo del Aceite de una antigua almazara ubicada en el núcleo histórico de Segorbe.

 

La estructura del poblamiento de un valle fértil con posición estratégica

La localización interior con transición a las tierras continentales de la península, apoyada en la facilidad de acceso a través del río Palancia, junto con la accesibilidad de gran parte de sus tierras para ser cultivadas, ha creado un entorno de asentamientos de población realmente singular, pues en menos de un radio de cinco kilómetros de distancia de Segorbe se encuentran las poblaciones de Navajas, Altura, Cárrica (pedanía de Segorbe desde 1846, también conocida como Peñalba), Geldo y Castellnovo, todos ellos con un marcado carácter rural y agrícola.

Se da también un modelo histórico de ocupación de los espacios abiertos agrícolas. Además de las construcciones relacionadas con las formas tradicionales de trabajo de la ganadería (corrales) y la agricultura (casas y casetas de labor y aperos), destacan las masías como unidades productivas y, entre éstas, el tipo de masías fortificadas (caracterizadas por estar compuestas de un conjunto de construcciones, entre las que hay elementos defensivos como muros y torres de vigilancia), de las cuáles todavía quedan buenos ejemplares como la Masía la de San Juan (Altura). Especial mención merece la Cartuja de Val de Crist (también en el término municipal de Altura), conjunto (ahora en ruinas) que constituye un magnífico ejemplar del gótico valenciano cuya construcción fue iniciada en 1836.

 

Juan Antonio Pascual Aguilar
Departamento de Geografía
Universitat de València

Josep Montesinos i Martínez
Departamento de Historia del Arte
Universitat de València

 

Compartir:

Fotos

Laguna de la Rosa, Segorbe (foto Pep Pelechà).Río Palancia (foto Pep Pelechà).Río Palància (foto Pep Pelechà).Detalle del Salto de la Novia, Navajas (foto Pep Pelechà).Jérica (foto Pep Pelechà).Jérica (foto Pep Pelechà).

Mapas

Citas

Max Aub (1943)
El Laberinto mágico: Campo cerrado.

“Primeros de septiembre y el aire frío bajando por
el Ragudo; más arriba las estrellas del monte, tachas del viento Mil quinientas almas y la Raya de Aragón. Hacia abajo, caídos hacia la mar, por Jérica y Segorbe, los pueblos de Valencia; cuesta arriba, por Sarrión, el áspero, desnudo camino de Teruel.“

Antonio J. Cavanilles (1797)
Observaciones sobre la historia natural, geografía, agricultura, población y frutos del Reyno de Valencia.

“Tiene espaciosas calles, buen número de edificios decentes, Iglesia Catedral, y muchos hacendados; pero con todo eso es inferior a diversas villas del reyno; si bien es muy recomendable por su posición ventajosa junto a un cerro a la derecha del Palancia, y como en el centro de las huertas. Dexan allí los montes una hoyada espaciosa de una legua de diámetro, la qual atraviesa el río de poniente a oriente fecundándola con sus aguas. Hay en ella algunas humildes lomas, que la industria ha reducido a graderías para facilitar el riego, guiando las aguas por mil canales hasta los cerros contiguos a las cordilleras de Espadán y Cuevasanta”.

“No hay producción alguna en el reyno que dexe de lograrse en aquellos campos, los que dan en el mismo año trigo y maíz, además de la seda. Esto debe atribuirse a lo fértil del suelo, y templado de la atmósfera; pero más aún a la abundancia de aguas. Fuera de las del río logran también la mayor parte de la fuente de la Esperanza, situada al noroeste no lejos de la ciudad, donde hay un cerro de piedra tosca, por cuyas raíces occidentales brotan cristalinas aguas en tanta copia, que bastan para regar 40 hanegadas de huerta. Los manantiales se hallan en un sitio horizontal, forman una balsa, y luego un riachuelo, que dividido corre en tres partes hacia Navajas, Altura y Segorbe: Navajas recibe aguas para regar 360 hanegadas de huerta, Altura para 1.600, y Segorbe para más de 20: estas últimas hacen parte de las 70 que posee la ciudad, las que siguen hacia levante unidas con las de Xeldo y Villatorcas, lugares situados a la derecha del río: a la izquierda quedan los de Peñalba y Castelnou”.

Cebrián, R. (2004)
Por las cumbres de la Comunidad Valenciana: 50 montañas escogidas.

“Segorbe ha crecido allí donde el valle se hace más amplio y cómodo, en las laderas de un cerro coronado por un castillo, junto a excelentes tierras de cultivo, arrastre y depósitos del río”.

“Segorbe tiene una interesante trama urbana y entre los principales monumentos cuenta con la catedral (siglo XVI) y las iglesias de San Pedro (siglo XIII), San Martín y Santa Ana (siglo XVII). Conserva dos torres de la muralla romana y lienzos de la muralla medieval”.

Manuel Aucejo Morales (2001)
Himno a Segorbe.

“Los jinetes cabalgan como el rayo
con las astas besándoles los pies.
En la entrada de los toros,
vibra el gentío y suspira por volver”

Luis Gispert Macián (1982)
Por tierras del Alto Palancia.

“El excursionista recorre las calles de la parte vieja de Segorbe, en donde el sol se hunde en ellas reafirmando los rasgos de las pulcras fachadas, envolviendo en claroscuros las rinconadas y callejuelas y marcando trazos arabescos sobre los grises pavimentos. Deambula por las calles estrechas, en cuesta, zigzagueantes, doblando esquinas, reparando en los matices antiguos, en los recuerdos medievales que le llaman la atención“.

Bibliografía

CÁRCEL ORTÍ, V. (2001).

Historia de las tres diócesis valencianas. Valencia, Segorbe-Castellón, Orihuela-Alicante. Valencia: Generalitat Valenciana.

CAVANILLES, A. J. (1797).

Observaciones sobre la historia natural, geografía, agricultura, población y frutos del Reyno de Valencia. Imprenta Real, Madrid, 1797 (Edición facsímil, Valencia, 1981).

GIMENO ROYO, R. (2005).

Catálogo florístico, etnobotánica y plantas medicinales de la comarca del Alto Palancia. Castelló de la Plana: Diputació de Castelló.

GISPERT MACIÁN, L. (2006).

Segorbe, descubrir su naturaleza: 19 rutas a pie. Segorbe: Ayuntamiento de Segorbe.

GISPERT MACIÁN, L (2000).

Por las orillas del Palancia. Segorbe: Ayuntamiento de Segorbe.

HERMOSILLA PLA, J. (2005).

Los paisajes de regadío en el Alto Palancia: sistemas y elementos hidráulicos. Valencia: Dirección General de Patrimonio Cultural Valenciano.

MARTÍN ARTÍGUEZ, R. (2006).

Entrada de toros de Segorbe. Fiesta de interés turístico internacional. Segorbe: Ayuntamiento de Segorbe-Bancaixa.

MARTÍN ARTÍGUEZ, R. (1999).

Las fortificaciones de Segorbe a lo largo de la historia. Segorbe: Ayuntamiento de Segorbe.

OLIVER, J.A. (1994).

La estructura productiva agraria en la comarca del Alto Palancia. Valencia: Ados.

PALOMAR MACIÁN, V. - BERGA PÉREZ, A. (2005).

Rehabilitación del patrimonio histórico y urbano del casco antiguo de Segorbe, 1999-2004. Segorbe: Ayuntamiento de Segorbe.

PÉREZ GARCÍA, P. (1998).

Segorbe a través de su historia: despegue económico y cambio social en la capital del Alto Palancia. Segorbe: Publicaciones de la Mutua Segorbina de Seguros.

POYATOS SEBASTIÁN, J. (2002).

Segorbe. Lectura de un paisaje. Segorbe: Ayuntamiento de Segorbe.

SIMÓN ABAD, R. (2014).

Guía turística e histórica del municipio de Segorbe. Castellón de la Plana: Sar Alejandría.

VIDAL PRADAS, E.D. (2006).

La Cartuja de Vall de Crist en el fin del Antiguo Régimen, siglos XVIII-XIX. Castellón: Universitat Jaume I.

VILLAGRASA y TERUEL, F. DE (2001).

Antigüedades de la Iglesia Catedral de Segorbe y catálogo de sus obispos (1664). Castellón: Bancaixa.