Paisajes habitados

Xàbia

La perla de la Costa Blanca

Xàbia, situada en el litoral septentrional de la provincia de Alicante y en la comarca de la Marina Alta, ha registrado, como la mayoría de los municipios litorales de la Marina Alta y Baixa, una notable transformación en los usos del suelo desde mediados de los años 60. Los paisajes agrícolas y forestales han dejado paso a los turístico-residenciales. Si sublime e impactante fue la primera imagen que percibió Joaquín Sorolla al descubrir a finales del XIX este enclave, a pesar del cambio en los usos del suelo, el carácter agreste de sus calas sigue siendo uno de sus principales valores paisajísticos.

 

El medio físico y su potencialidad para el uso turístico-residencial

Las condiciones climáticas y la configuración topográfica van a ser los elementos del complejo ecológico que van actuar como factor de atracción turística y auspiciar las notables transformaciones en los usos del suelo acontecidas desde mediados del siglo XX; ilustrativo resulta al respecto que se identifique a esta actividad como “turismo de sol y playa” (Such, 1995).

Una temperatura media de 18,1º C, sus más de 2.800 horas de sol al año, la protección que ejerce el Montgó de la llegada de vientos de componente norte y este lo que se traduce en unos inviernos suaves, las brisas de levante que suavizan el calor en verano y unas precipitaciones de 541 mm/año (Pérez, 1994) son los principales rasgos de este clima mediterráneo húmedo.

Desde el punto de vista de la configuración topográfica (Bru, 1983), hay que hacer mención al contraste topográfico entre una llanura litoral y los espacios montañosos que la flanquean al norte (la sierra del Montgó y su prolongación hacia el mar en los promontorios del Cap de San Antoni) y al sur (el Puig de Llorença y su continuación hasta los acantilados del Cabo de la Nao). La configuración del relieve da lugar a otro elemento que caracteriza al paisaje de Xàbia como es su carácter agreste y su intrincada orografía, que se manifiesta en la configuración de cabos (de San Antonio, Cap Prim, Cap Negre y el Cabo de La Nao), costas acantiladas y calas (Cala Blanca, Cala Sardinera, Cala Barraca o Portitxol, Cala Ambolo y Cala Granadella) y playas de bolos o cantos rodados (la Grava en el barrio de Aduanas del mar y la playa del Benisero). La entidad del Montgó (752 msnm), pero, especialmente, su proximidad a la costa determina una elevadas pendientes, pero también que sea visible desde toda la comarca. El valle, caracterizado por su carácter llano, el predominio de materiales cuaternarios de elevada fertilidad y la presencia de un curso fluvial (el río Gorgos), fue objeto de un intenso y dilatado aprovechamiento agrícola en el tiempo. Próximo al sector litoral, se estableció la actual ciudad de Xàbia y en la costa, un segundo núcleo de población, el barrio del puerto o Aduanas. La bahía de Xàbia queda delimitada por el cabo de San Antonio al norte y el cabo de San Martin, al sur; configurándose la denominada platja de l’Arenal, que corresponde al único sector de costa baja, arenosa y de fácil accesibilidad. La variedad de playas y calas a lo largo de sus 25 kilómetros de costa es otro de los rasgos del medio físico.

 

Un paisaje, dominado por los usos residenciales

Hasta mediados del siglo XX, Xàbia poseía una economía basada en la agricultura, la pesca y, en menor medida, el comercio. La producción, elaboración y exportación de la uva pasa, como en otros municipios de la Marina Alta, va a tener notables repercusiones desde el punto de vista paisajístico y urbano, con la construcción de instalaciones anexas a la casas de labranza para el secado de la pasa (riurau) o palacetes construidos por la burguesía local (Casa dels Bolufer, la Casa de Tena, la Casa d’Arnauda y la Casa de les Primícies). Va a ser a partir de los años sesenta cuando este municipio registre una notable transformación paisajística asociada a la difusión de los usos turístico-residenciales. Este proceso va a estar auspiciado por las favorables condiciones climáticas y topográficas, ya comentadas, pero también por la aprobación de un Plan General en 1965, que más que recoger unas pautas de crecimiento, aseguró la posibilidad de construir en prácticamente todo el término municipal (excepto en los sectores de cumbre del Montgó y la llanura aluvial del río Gorgos) de acuerdo con los principios de desarrollismo imperante en esa década (Such, 1995). Siendo uno de los primeros municipios del litoral de Alicante donde se produjo la revalorización y especulación del suelo asociado a su cambio de uso (Vera, 1987).

Las laderas del Montgó son uno de los espacios donde las edificaciones insertas en urbanizaciones como Ermita o Montgó-Toscamar van ascendiendo en cuota altimétrica. Esta disposición permite disponer de unas magnificas vistas del Mediterráneo. El carácter escarpado y acantilado de la costa y la espectacularidad de sus vistas van a ser otros factores que atraigan la construcción de urbanizaciones en las laderas del Puig del Llorença y, sobre todo, en las proximidades de los acantilados del Cabo de la Nao (Mar Azul, Panorama, entre otras) y en el cabo de San Antonio (urbanización Balcón del Mar). Calidad visual acrecentada por las tonalidades verdes proporcionadas por la vegetación existente en estos sectores montañosos y entre los que se insertan estas promociones urbanas. Este proceso, que se se inicia a mediados de los años sesenta del siglo XX, se prolonga hasta la actualidad; traduciéndose en una importante transformación en los usos del suelo (Morote, 2014; Morote y Hernández, 2016). La intensidad del proceso ha determinado que los espacios no urbanizados queden constreñidos a espacios con figuras de protección ambiental (Parque Natural del Montgó, Parque forestal de la Granadella, bahía del Portixol y Cap Prim), la llanura aluvial excepto en la primera línea de costa (bahía de Jávea y playa del Arenal) o sectores de costa acantilada en la sierra del Puig del Llorença donde las elevadas pendientes, la verticalidad de los acantilados y el difícil acceso a las pequeñas calas determinó que únicamente se edificase en los sectores llanos de esos promontorios.

Una sucinta referencia a la evolución de la población y de las viviendas corrobora este proceso. La población, que desde principios de siglo se situaba alrededor de los 6.000 habitantes, va a registran un intenso crecimiento: de 6.261 habitantes según el censo de 1960 se pasa a 16.473 en 1991 y a 27.681 en 2015 (INE, 2016). Esta evolución se asocia a una doble dinámica, por un lado, a la llegada de población española, atraída por los mejores salarios ofertados en la costa, y por otro lado la extranjera, cautivada por la benignidad del clima y el atractivo de su costa, que va a ir incrementando su peso en el total poblacional. Esta última ha pasado de representar el 26,7% en 1991 al 49,16% en 2011. Un análisis de ese colectivo (14.170 personas) refleja el predomino de los procedentes de la Unión Europea (83,9% del total). El parque de viviendas también va a registrar un significativo aumento. De las 16.354 viviendas de 1991, se pasa a 25.275 en 2011 (INE, 2016). No es, sin embargo, su incremento el único hecho destacable. Se debe hacer referencia por las implicaciones paisajísticas a su régimen de ocupación y al cambio en la tipología urbana. Ya en 1991, la vivienda secundaria era mayoritaria al concentrar el 57% del total del parque de viviendas. Frente al predominio de un hábitat concentrado en torno al núcleo urbano de Xàbia y el barrio del puerto, va a implantarse un modelo residencial más extensivo, donde predominan las viviendas unifamiliares (chalés) en parcelas con usos exteriores (jardines y piscinas) (Morote, 2014).

 

Un paisaje valorado y simbólico. Iniciativas para la valorización de su patrimonio natural y cultural

Si bien es un espacio ampliamente urbanizado, Xàbia, a diferencia de otros municipios litorales y prelitorales que han registrado una intensa difusión de los usos residenciales desde mediados de los años sesenta, sigue siendo percibido como un territorio muy atractivo para el disfrute del turismo de sol y playa. Gran parte de este valor simbólico se asocia con su litoral acantilado y agreste que dio lugar a calas de escasa accesibilidad y donde las aguas cristalinas, de un intenso verde-azulado, la arena blanca y la ausencia de signos de urbanización la convierten en espacios “vírgenes” frente al proceso urbanizador que caracteriza a la mayor parte del litoral valenciano. Paradigmática sería la cala de la Granadella, la cala de la Barraca o del Portitxol o la Cala Blanca. Estando consideradas entre las playas con mayor encanto de España.

Este carácter “de naturalidad” se ve potenciado por la existencia de espacios con diversos niveles de protección sobre ámbitos terrestres y marinos. Al parque natural del Montgó (máximo nivel de protección a nivel regional) se une el parque forestal de la Granadella (considerado como uno de los pulmones verdes más importante de la costa alicantina), la reserva marina del Cap de Sant Antoni (protege una zona de transición entre las costas bajas y arenosas del golfo de Valencia y los acantilados de hasta 150 metros típicos del norte de la provincia de Alicante) o sectores de las calas (bahía del Portixol, Cala Barraca o Cap Prim). Al valor ecológico del Montgó, hay que unir el valor simbólico que tiene para la población local, que lo considera una seña de identidad. Son esos elementos los que en los últimos años han sido objeto de atención mediante la realización de una serie de rutas de senderismo (bajo el lema “Camina por paisajes idílicos”) y cicloturismo (“Conoce Xàbia a golpe de pedal”) que tratan, por un lado, de crear una oferta complementaria y, por otro, dar a conocer al visitante los recursos de este municipio; apostando por su valor ecológico. Significativas resultan, por ejemplo, la ruta en cala Barraca, la del Cap Prim, la de la Sierra de la Granadella o las del Montgó. Estas iniciativas se incorporan a la oferta náutica (club náutico en Aduanas del Mar) y de submarinismo (con 9 rutas de inmersión), donde el eslogan publicitario (“Navega por aguas cristalinas”) recuerda la calidad de sus aguas.

El rico patrimonio natural se completa con el cultural. Con el lema “Retrocede a tiempos pasados” se sintetizan iniciativas que tienen como finalidad poner en valor y recuperar los elementos histórico-patrimoniales del municipio asociado a su pasado agrícola, su ocupación desde la Prehistoria y la sucesión de civilizaciones o el control de la costa. De su pasado agrícola, cabe citar las edificaciones asociadas al cultivo de la pasa (Riu-rau dels Català d’Arnauda del siglo XIX) o los molinos de viento de la Plana para extraer agua del subsuelo. De la dilatada ocupación, el yacimiento de la Cova Foradada (del Paleolítico Superior) y el tesoro ibérico de Xàbia, que consta de diversas piezas de oro y algunas de plata (s. IV-II a. c) o la necrópolis del Muntanyar y los yacimientos vinculados al aprovechamiento de los salazones (factoría en la punta del Arenal conocida como Els Banys de la Reina y la Séquia de la Nória) de época romana. Una mayor impronta en el trazado urbano presentan el pasado musulmán y cristiano: una villa medieval, con un entramado de calles estrechas, con la iglesia fortaleza de San Bartolomé, las murallas reconstruidas o las casas góticas de los s. XV al XVII como el Palau dels Sapena (s. XV). Edificaciones todas ellas construidas con piedra tosca, roca arenisca que enmarca puertas, ventanas y balcones y que se extraía del litoral. Las torres vigía de Ambolo y del Portitxol (s. XVI) o el Castell de la Granadella (s. XV) se relacionan con la vigilancia y defensa marítima frente a los ataques berberiscos.

 

 

María Hernández Hernández
Departamento de Análisis Geográfico Regional y Geografía Física
Universidad de Alicante

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Fotos

Matorrales en la Bahía de Xàbia (foto Miguel Lorenzo).Cap de Sant Antoni (foto Miguel Lorenzo).Iglesia de Sant Bartolomeu (foto Miguel Lorenzo).Detalle de la fachada lateral de la Iglesia de Sant Bartolomeu. (foto Miguel Lorenzo).Fachada lateral de la Iglesia de Sant Bartolomeu (foto Miguel Lorenzo).Calles de Xàbia (foto Miguel Lorenzo).Els Molins de la Plana (foto Miguel Lorenzo).Vistas de Xàbia desde els Molins de la Plana (foto Miguel Lorenzo).

Mapas

Citas

Joan Fuster (1971). Viatje pel País Valencià.

“La carretera, no muy ancha, ha tenido que subir desde Denia, corre por esta cumbre amesetada que termina en el cabo: el lugar se llama Les Planes, y en él hay una ermita solitaria, con árboles y azulejos. Desde el cabo, 160 metros sobre el nivel del mar, se ve la bahía de Jávea, y a Jávea en el cuenco de la montaña, y la montaña sembrada de riu·raus y de molinos de viento abandonados. De Les Planes a Jávea el declive es bastante brusco y apretado en la roca. Jávea -Xàbia- se acurruca a la vera del Montgó, rodeada de viñas y de huertos. El pueblo no pasa seguramente de los 6.000 habitantes. Sus calles son tortuosas, de piso escabroso y casas de piedra dorada.”

Tomás López (1777). Relaciones geográficas, topográficas e históricas del Reino de Valencia.

“Enseguida a otros dos quartos de legua ai una villa que se llama Jabea, que dista un quarto de legua del mar, el que forma una ensenada; a la parte de Poniente está el Cabo Martín y cerca de allí está el castillo de la Fontana y a la de Levante el Cabo de San Antón, con una ermita de este Santo y una torre de atalaya; está situada a la parte de Mediodía de un monte llamado Mongó mui áspero y elevado”. Acia la parte de Oriente ay un llano, donde ay muchas norias y un castillo, llamado de la Fontana, situado en la misma orilla del mar”.

Rafael Cebrián (1991). Montañas valencianas IV: El Comtat y La Marina Alta.

“El Montgó, montaña compartida por Dénia y Xàbia, entre cuyos términos se levanta, es el punto culminante de un paisaje profundamente humanizado, silenciosa atalaya de un secular escenario diseñado por la milenaria intervención del hombre. La violencia y creatividad de las viejas culturas del Mediterráneo han dejado su huella en las doradas y cálidas orillas de estas tierras a los pies del Montgó, cuya testa, frecuentemente cubierta de nubes como las grandes Montañas, orientaba, como vigía inconfundible, aun a grandes distancias, los peligrosos e inciertos rumbos de los navegantes de la antigüedad.”

Bibliografía

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MOROTE SEGUIDO, A. F. (2014).

“Tipologías urbano-residenciales del litoral de Alicante: repercusiones territoriales”. Ciudad y Territorio. Estudios Territoriales, vol. XLVI (181). 431-443.

MOROTE, A. F. - HERNÁNDEZ, M. (2016).

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