Paisajes agrarios

El Almendral de las Hoyas alicantinas

Un paisaje materia prima del afamado turrón

El almendro (Prunus dulcis), árbol procedente de Asia Central y Occidental, se ha expandido por toda la cuenca mediterránea, convirtiéndose en un cultivo básico para la economía y el paisaje de estos lugares. La difusión por Persia, Mesopotamia y por el Mediterráneo a través de las rutas comerciales, se debió a que la semilla es tanto unidad de propagación como fruto comestible. El almendro se cultiva en la Península Ibérica desde la Antigüedad. Fue introducido por los fenicios y difundido por los romanos con motivos comerciales. Su presencia en tierras valencianas está documentada desde la Baja Edad Media, si bien su fruto ya era conocido con anterioridad. El cultivo del almendro, junto al algarrobo y al olivo constituyen la trilogía del secano arbolado valenciano; los tres articulan el paisaje agrícola interior de la Comunitat Valenciana, siendo denominados por Rosselló (1994) “el secano consistente”.

Atendiendo a las cifras económicas de la agricultura regional, el almendro no desempeña un papel demasiado importante en el PIB (Producto Interior Bruto); aun así, de la trilogía arriba citada, es el que más ha incrementado su superficie y su producción en las últimas décadas. Es por ello por lo que constituye una de las piezas básicas del paisaje de las tierras medias valencianas, que ocupan los valles y piedemontes ubicados entre el litoral y las montañas. El almendro ha adquirido importancia en el secano valenciano, superando en superficie a los otros dos cultivos arbolados tradicionales, el olivo y el algarrobo.

 

Una agricultura de tierras intermedias

Conforme nos alejamos de la llanura litoral, ocupada por una amalgama de usos diversos (urbanos, industriales, infraestructuras y agricultura intensiva) donde los regadíos y en concreto la citricultura ostenta la primacía, surge un paisaje de suaves cerros, piedemontes y hoyas vestidos por cultivos de secano arbolado. Esta zona de tierras intermedias es la cuna de la agricultura de secano. Rara vez cuenta con infraestructuras para el riego, salvo en los valles fluviales, junto a pequeñas fuentes o allí donde se bombea el agua desde el subsuelo; y es por ello por lo que esta zona intermedia aparece ocupada por cultivos como el almendro, árbol que soporta bien la escasez hídrica y temperaturas relativamente bajas. Efectivamente, el almendro es una especie muy resistente, rústica, capaz de completar su ciclo vegetativo en condiciones geográficas adversas, aunque evidentemente a costa de ver menguada su producción.

La franja o zona intermedia de las tierras valencianas se localiza, por tanto, entre la llanura litoral y las montañas o puertos que dan paso hacia la meseta castellana. Ocupa un espacio interior, que arranca a unos 30 kilómetros de la costa, y que asciende en altitud progresivamente. El clima de este sector es de tipo mediterráneo, de transición hacia un clima más seco. Las precipitaciones oscilan entre los 500 mm al norte, y los 350 mm al sur. Las temperaturas medias anuales se sitúan en torno a los 15oC. En invierno el efecto de la continentalidad es más acusado en el régimen térmico, y frecuentes las heladas. Nos hallamos en un espacio donde el almendro se adapta mejor que el resto de cultivos de secano (algarrobos, olivos y frutales de hueso), pues es capaz de resistir convenientemente los rigores invernales y la sequía.

 

La economía de la almendra

Entre los productos del secano con carácter comercial, la almendra cobra una notable importancia en el grupo de los frutos secos. El cultivo del almendro se ha incrementado tanto por la revalorización de tierras marginales, como por el florecimiento de una agroindustria ligada a la almendra. Los avances agronómicos (injertos, hibridaciones, nuevas variedades, técnicas de recolección…) han propiciado el incremento de la producción. Estados Unidos es el máximo productor de almendras, seguido por España y por Italia. La competencia por los mercados es responsable de la práctica de estrategias para incrementar rendimientos por superficie, manteniendo unos estándares de calidad.

La Comunitat Valenciana produce un tercio de la producción total española de almendra, siendo las comarcas alicantinas las más importantes: cuenca del Vinalopó, Foia de Xixona, montañas y valles de la Marina y Baix Segura. Pero el cultivo del almendro tiene también relevancia en la provincia de Valencia, destacando el Camp de Túria, la Hoya de Buñol y els Serrans. El cultivo del almendro ocupa unas 110.000 hectáreas cultivadas de la Comunitat Valenciana, lo que supone el 20% de la superficie agraria.

El desarrollo del comercio internacional en los siglos XVII y XVIII favoreció el incremento de las exportaciones de almendras hacia el norte de Europa. La demanda exterior, junto al crecimiento de la demanda interna, relacionada con la industria alicantina del turrón, explica el acrecentamiento de la superficie cultivada. Ya en siglo XIX, la producción de almendras es, en sus tres cuartas partes, objeto de la industria turronera alicantina. Descendieron pues, las exportaciones internacionales hasta mediados del siglo XIX, momento en que un repunte de la demanda exterior se tradujo en una nueva expansión del cultivo.

El análisis de la evolución agrícola durante el siglo XX, indica que el almendro ha incrementado su superficie, en detrimento de otros cultivos de secano arbolado como son el olivo y el algarrobo. Este crecimiento está ligado a su mayor rentabilidad, que a su vez se explica por diversos factores: en primer lugar, por la expansión del comercio internacional y el crecimiento de la demanda de almendras para la industria agroalimentaria (turrón, peladillas y frutos secos); en segundo lugar, por el avance agronómico (polinización, hibridación…) que ha mejorado la producción; en tercer lugar por la comodidad que representa para el agricultor su cultivo a tiempo parcial; y en cuarto lugar, por la introducción de maquinaria que agiliza el proceso de recolección (MALAGÓN ET AL., 2007). Sin embargo, la competencia de la producción norteamericana está en la base de la recesión, que el producto ha experimentado en la última década, y que tiene su reflejo en el descenso de superficie cultivada.

La temprana floración del almendro ha limitado su cultivo a las zonas con mínimo riesgo de heladas anuales. Es por lo que la mayor parte de la producción tenía lugar en la franja litoral. Progresivamente el cultivo del almendro se fue extendiendo desde el litoral hacia el interior, con consecuencias negativas para la cosecha a causa de las heladas durante la floración y el inicio del desarrollo del fruto. La introducción de variedades de almendros de floración tardía ha minimizado las pérdidas de la producción en zonas de interior, donde el clima se torna más riguroso por la continentalidad.

 

El paisaje de las hoyas alicantinas

En los valles y laderas interiores de la Comunitat Valenciana, los rasgos climáticos, pero sobre todo la acción antrópica han ido modelando un paisaje, característico de las tierras intermedias valencianas. Se trata de un paisaje agrícola, estructurado en un parcelario que se adapta a la topografía, bien mediante el abancalamiento de las laderas, incorporando ribazos de piedra en seco en los márgenes, bien en la misma morfología, disposición y tamaño de las propias parcelas. El almendral se extiende por toda la franja intermedia de la Comunidad, posicionándose la valenciana, como la segunda región de España en cuanto a superficie cultivada. Este dominio lo han convertido en la auténtica matriz territorial y paisajística, hallándose mejor representada en las hoyas y piedemontes alicantinos.

El almendro es el cultivo más representativo y extendido del secano alicantino. Prácticamente queda representado en todas sus comarcas e incluso en los abruptos valles interiores, del conjunto formado por el Prebético: valle de Alcoi, del Marquesat y de la Marina. En Alcoi, el almendro es un cultivo “joven”. El paisaje de sus valles estaba caracterizado por una agricultura vitivinícola, cerealícola y oleícola. A principios de siglo XX, el almendro apenas se conocía. Fue a partir de la segunda mitad del XX cuando el almendro cobró gran relevancia en relación con la industria del turrón y peladillas, extendiéndose por todo el agro. En el Alto Vinalopó el cultivo ha disminuido y ocupa las laderas altas, con la finalidad de evitar las heladas vinculadas a las inversiones térmicas de fondo de valle. Por su parte, el cultivo es abundante en el Medio Vinalopó, especialmente en las proximidades de Petrer. En la Foia de Castalla, el almendro nunca ocupó grandes extensiones. Primero se trataba de un cultivo de carácter residual, ocupando los márgenes de las parcelas y las peores tierras. Pero a mediados del siglo XX, siguiendo la tónica del resto de comarcas alicantinas, incrementó su superficie en detrimento de los cereales (PIQUERAS, 1995).

El sector en que la intensidad del cultivo del almendro da lugar a considerables almendrales constituye una franja próxima al litoral, que penetra hasta unos 20-25 kilómetros hacia el interior, y las hoyas y valles de la Marina Alta y de l’Alacantí. El ejemplo más paradigmático es el de la Foia de Xixona, espacio intramontano y abrupto donde la construcción de bancales y una industria turronera explican un paisaje constituido básicamente por un almendral, que ocupa una superficie en torno a las 5.000 hectáreas. Al sur, las condiciones de semiaridez explican la introducción del riego, allí donde existe agua disponible, en el cultivo de almendros. Ejemplo de ello lo hallamos en la franja que se extiende entre Mutxamel y Albatera. Otras zonas donde el cultivo es relevante son Alicante, Elche, Sant Vicent del Raspeig y Orihuela (ROSSELLÓ, 1965).

El paisaje que proyecta el almendral alicantino, es una consecuencia de los rasgos fisonómicos del árbol, de la estructura del parcelario y elementos auxiliares (ribazos, caminos agrícolas…) y de los valores culturales, simbólicos y por supuesto económicos, existentes en torno a la almendra y su transformación. El almendro es un árbol de tamaño variable, en función de la subespecie, técnicas agronómicas practicadas y de las características geográficas. Sus ramas rugosas, de coloración variable entre el verde y el pardo rojizo, unas hojas estrechas y alargadas y una floración temprana con colores entre el blanco y el rosa, todo ello formando conjuntos más o menos alineados en el parcelario, se resuelve con un paisaje representativo de las hoyas alicantinas. Por su ciclo vegetativo, el almendro es uno de los primeros frutales del año en florecer, inundando de color rosa pálido el campo, a partir de los meses de enero, febrero y marzo.

 

Emilio Iranzo
Jorge Hermosilla

Departament de Geografia
Universitat de València

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Fotos

Castillo de Castalla (foto Miguel Lorenzo).Cultivos abancalados de almendros (foto Miguel Lorenzo).Almendro (foto Miguel Lorenzo). Almendros de las hoyas alicantinas (foto Miguel Lorenzo).Carretera de Xixona a la Torre de les Maçanes (foto Miguel Lorenzo).Almendros en la carretera de Xixona a la Torre de les Maçanes (foto Miguel Lorenzo).Bancales en graderío en els Almeraders (foto ESTEPA).Las laderas aterrazadas y cultivadas de almendros configuran las líneas del paisaje (foto ESTEPA).

Mapas

Citas

J. Piqueras (1999). El espacio valenciano: una síntesis geográfica.

“En los últimos cuarenta años el secano valenciano ha conocido una importante mutación en el orden de preferencia de sus cultivos arbóreos, siendo lo más significativo la gran expansión que ha adquirido el almendro, cuya superficie se ha duplicado […]”

Miguel Hernández

“Flor de almendro temprano:
preliminar inocencia.
Aún no ha hecho el frío cano
discursiva su abstinencia.
Aún la verde diligencia
en ociosidad sutil;
y ya, a pesar del hostil,
en su detrimento, enero,
por su testigo primero
se propone blanco abril.”

Bru i Vidal

“Vora el terrer, sota un cel que convida
al deixament, s’enlairen les banderes
dels ametlers, somnien primaveres
entre el lletós regal de la florida.
Neu vegetal, caduca, neu amb vida
que canta la cançó de les darreres
ofrenes, les arrels saben fumeres
sense foc que deixa l’aigua escondida.”

Bibliografía

MALAGÓN J. et al. (2007).

Ensayo de variedades de almendro de floración tardía en Llíria (Valencia). XI Congreso SECH. Albacete.

PIQUERAS, J (1995).

Geografía de les comarques valencianes. Tomo 6. Edita Foro Ediciones S.L. Valencia.

PIQUERAS, J. (1999).

El espacio valenciano: una síntesis geográfica. Editorial Gules. Valencia. 392 p.

ROSELLÓ, V. M. (1965).

Distribución de cultivos en la provincia de Alicante. Saitabi XV. pp. 129-174.

ROSSELLO, V. M. (1995).

Geografia del País Valencià. Edicions Alfons el Magnànim. Valencia. 640 p.