Paisajes fluviales

El Barranc de l’Infern

Un desfiladero espectacular en las entrañas del río Girona

Los sistemas fluviales mediterráneos, también denominados ríos-rambla, son conocidos por su carácter torrencial. El volumen e intensidad de lluvia caída durante episodios extraordinarios, junto a los materiales geológicos, vegetación y geometría de la cuenca, generan unas espectaculares y encajadas formas, entre los relieves prelitorales próximos al mar. El barranc del Infern es un excelente ejemplo de ello. Constituye un singular tramo del curso alto-medio del río Girona, el cual canaliza las escorrentías de la Vall d’Alcalà y de Ebo, a través de la Vall de Laguar y Retoria, hasta su desembocadura en el mar Mediterráneo. El paisaje creado por los encajamientos del río y las ancestrales prácticas agrícolas, en las vertientes de los valles, es una excelente manifestación del trabajo compartido entre naturaleza y cultura. En la última década, la generalización de la práctica del excursionismo está redescubriendo a las gentes a estos paisajes de tradición morisca.

 

La garganta de l’Infern y l’estret d’Isbert

La cuenca de drenaje del río Girona, de 32 kilómetros de longitud y 117,7 km2 de superficie, se configura entre los contrafuertes del prebético externo, de orientación SO-NE, que conforman un complejo sistema de sierras y valles, de carácter calcáreo en las dorsales y margoso en los fondos de valle.

El río Girona, que recibe otras denominaciones como riu Ebo, riu Bolata o barranc de El Verger, drena de oeste a este en su cuenca alta las sierras de la Foradà y de Sireret, la vall d’Alcalà, la Solana del Garrofer y la sierra de la Carrasca o d’Ebo. Antes de alcanzar la población de la Vall d’Ebo, el río abre su valle aprovechando una cubeta tectónica. En ella se produce una acumulación sedimentaria, construida a partir de los conos de deyección que generan las escorrentías procedentes las sierras circundantes. La Vall d’Ebo presenta un paisaje de carácter agrícola, donde predominan los cultivos de frutales de hueso, instalados en bancales sobre los sedimentos de los conos y abanicos. El casco urbano se ubica en la margen derecha del río, sobre el piedemonte compuesto por conos coalescentes asociados a barrancos, que descienden de la vertiente septentrional de la sierra de la Carrasca. En el centro del valle, al cauce principal se le unen otros barrancos como el de Benisit, Cocons, de l’Escaldador, dels Penyals y de les Turrubanes, conformando el río de Ebo o Girona, que se prepara para alcanzar el tramo denominado barranc de l’Infern.

El río escapa de la cubeta de la Vall d’Ebo cambiando su dirección en dos ocasiones y formando un estrecho congosto, al encajarse sobre el sustrato calizo de las sierras de la Carrasca, Migdia y Cavall Verd; este tramo, escarpado y de difícil acceso, es conocido como el barranc del Infern y estret d’Isbert. Se trata de lo que denominamos un “río en roca” cuyo origen depende de una serie de agentes como la litología, el buzamiento de las capas, el sistema de fallas que fracturan las sierras y el régimen de caudales y episodios de crecidas. Ortega y Garzón (2008) definen “río en roca” como un curso de agua que se encaja sobre un sustrato rocoso, el cual dificulta el proceso de denudación y que cuenta con una pendiente acusada, un trazado escalonado, flujos turbulentos, movimiento sedimentario y episodios de lluvias estacionales.

Los caudales del río Girona son reflejo de los rasgos pluviométricos del área. La intensidad y volumen de lluvia, de carácter extraordinario, que tienen lugar en este sector de la montaña alicantina próximo al mar Mediterráneo, se manifiesta en la rápida concentración de escorrentías. Unas precipitaciones, que en menos de 24 horas pueden alcanzar valores en torno a los 700 mm en la cabecera del río, unas vertientes con escasa capacidad de retención de las aguas debido al alto gradiente, deforestación por incendios y tipo de roquedo, y la geometría de la cubeta de la Vall d’Ebo, que actúa de embudo, explican las características geomorfológicas de este tramo del río. Al alcanzar los corrales de Pego, dos hombreras estrechan el cauce del río y marcan el inicio del barranc de l’Infern. Tras recibir las aguas del barranc del Sastre, el río efectúa un cambio brusco de dirección hacia el sur tornándose cada vez más angosto y encajado.

La acción erosiva de las aguas y la intensa fracturación de los relieves calcáreos han favorecido la formación de esta garganta. Se trata de un profundo cañón cárstico formado a partir de la intensa fracturación de los materiales calizos de las sierras de la Carrasca y de Migdia. La erosión fluvial queda favorecida tanto por la coincidencia de la línea de escorrentía con el buzamiento de los estratos calcáreos, como por la existencia de un sistema de fallas secundarias, de dirección noroeste-sudeste, que debilitan el relieve.

Los primeros tramos del congosto, aunque encajados, presentan laderas con bancales muy antiguos que aprovechan el escaso suelo existente. Aquí, el cauce cuenta con una pendiente aún no acusada; en su interior se acumulan sedimentos gruesos y barras de grava. Aguas abajo, en el tramo conocido como Reginglons de Femenia, el barranc de l’Infern se encañona tremendamente haciendo honor a su nombre. Las paredes en roca alcanzan una gran verticalidad y se estrechan y se ensanchan sucesivamente, variando de los 1,5 a los 20 metros. La fuerza de las aguas es tal en este sector, que el canal se halla desprovisto de materiales, o éstos son gravas decimétricas. Sigue a éste un tramo también estrecho y vertical, caracterizado por la sucesión de marmitas de gigante que a modo de pozas escalonan el cauce; en su interior es frecuente encontrar sedimentos que forman barras rampantes al final de la marmita.

Una vez atravesada la sierra de la Carrasca, el congosto recibe las aguas del barranc de Racons y vuelve a efectuar un cambio de dirección hacia el este-noreste, buscando l’Estret d’Isbert, lugar en el que se construyó a mediados de siglo XX una presa para la creación de un embalse, cuya rápida colmatación y filtraciones lo dejaron inutilizado. En este tramo el barranc de l’Infern continúa encajado, pero su trazado es más sinuoso y sus vertientes menos verticales. Sigue las directrices prebéticas de la Vall de Laguar, valle abierto hacia el mar entre la alineación formada por las sierras de la Carrasca y del Migdia, al norte y la sierra del Penyó o del Cavall Verd, al sur. En la vertiente septentrional de esta última, se extiende un amplio replano abancalado para el cultivo de la cereza y de la almendra, donde también se ubican los cascos urbanos de Benimaurell (Poble de Dalt), Fleix (Poble del Mig) y Campell (Poble de Dalt). Ya en término de Orba, en la partida de la Foia Roja, el barranc de l’Infern o río Girona abandona los relieves béticos y comienza a depositar sedimentos, formando una sucesión de abanicos aluviales hasta alcanzar el litoral.

 

La espectacularidad de las formas y las prácticas tradicionales en la construcción del paisaje

El paisaje que ofrece el conjunto formado por la vall d’Ebo, el barranc de l’Infern y la vall de Laguar combina el capricho de la naturaleza, con el empeño humano por habitar lugares imposibles. Las laderas talladas por las aguas del río Girona fueron cultivadas por los agricultores musulmanes, que construyeron bancales colgados en las alturas y caminos de herradura, para acceder desde los pueblos a las zonas de cultivo y a sus caseríos. Es el caso de las casas y corrales de les Juvees, tanto del Poble de Dalt como del Poble del Mig. Este último conecta con les Juvees a través de un camino tradicional de 6.500 escalones, construidos de piedra, totalmente integrado en el medio y que nos ofrece unas vistas espectaculares del congosto.

Los excursionistas han denominado a la triada formada por les valls d’Ebo, Laguar y barranc de l’Infern la Catedral del Senderismo, por la singularidad del entorno y la disponibilidad de caminos y sendas para descubrirlo. Escritores y excursionistas como Rafael Cebrián, en sus Montañas Valencianas (1991) describe el paisaje que se contempla al dirigirse a les Juvees desde Fleix :

unas mínimas terrazas colgadas en la orilla izquierda del barranc de l´Infern, alzadas como balcones sobre la brusca y abrupta canal, sustentaron antaño una pequeña población. El profundo e inhóspito desfiladero aísla a los caseríos del municipio de pertenencia. Un monumental camino de herradura comunica a estos pequeños y apartados lugares con el corazón humano del valle, paradigma de la adaptación del hombre al medio hostil y de subsistencia en las montañas”.

La deforestación que experimentan las vertientes del río Girona, entre la Vall d’Alcalà, Vall d’Ebo y Vall de Laguar, y el proceso de abandono de la agricultura tradicional producen diversos efectos ambientales con incidencia sobre el paisaje. Las pérdidas de cubierta vegetal han dejado desprotegidos los suelos y materiales sedimentarios que son arrastrados y vehiculados hacia la garganta con enorme violencia. Bloques de piedra, cantos y gravas heterométricas colapsan las marmitas y cambian la morfología del cauce. Este proceso es potenciado por el abandono de los bancales colgados en las laderas del río, lo que resta diversidad y singularidad al paisaje.

 

Emilio Iranzo
Jorge Hermosilla
Departament de Geografia
Universitat de València

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Fotos

Barranc de l’Infern (foto Miguel Lorenzo).Barranc de l’Infern (foto Miguel Lorenzo).Barranc de l’Infern (foto Miguel Lorenzo).Vegetación en el Baranc de l’Infern (foto Miguel Lorenzo).Barranc de l’Infern (foto Miguel Lorenzo).Vista aéreas del Barranc de l’Infern (foto ESTEPA).

Mapas

Citas

Vicente Castañeda (1916-1924). Relaciones geográficas, topográficas e históricas del Reino de Valencia.

“Subiendo a dicha sierra a la parte derecha, que mira al Oriente a dos quartos de legua ai un lugar que se llama Laguar, tiene Cura Párroco i a corta distancia más arriba ai otro lugarejo y a cosa de un quarto de legua está el otro lugar; están los tres en la caida y peñas de Laguar y sólo tienen el distintivo de Abajo, que es la matriz, el de enmedio i el de arriba, que éste está entre unos peñascos, y a lo último de la caída de dicho valle ai un barranco muy áspero i profundo que se llama el barranco del Infierno; es el mismo que entra en el mar más abajo del Verger”.

Bibliografía

ORTEGA, J. A. y GARZÓN, G. (2008):

“Cambios geomorfológicos en ríos en roca tras inundaciones de baja frecuencia (río Girona, Alicante)”, en Geogaceta nº 44, pp. 171-174.

COSTA, J. (1977).

El marquesat de Dénia. Estudio geográfico. Departamento de Geografía. Universitat de València y Universidad de Alicante. 595 p.

SEGURA, F. (2009).

“Geomorfología, inundaciones y alteración antrópica del espacio inundable: el caso del riu Girona (Alacant, octubre de 2007)”. Boletín de la A. G. E. Nº 49, pp. 83-103.

CEBRIAN, R. (1997).

Montañas valencianas VI. Comarcas Alicantinas, Valencia, Edita Centre Excursionista de València. 328 p.