Paisajes históricos

Parque Cultural Valltorta-Gasulla

Un barranco de abrigos milenarios

El Parque Cultural de la Valltorta – Gassulla es un paraje del Maestrazgo que concentra importantes valores culturales y ecológicos.

Las pinturas rupestres del Barranco de la Valltorta junto con las del Barranco de Gassulla (Ares del Maestre) forman un área cultural de interés internacional, declarada por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad, está considerado como uno de los núcleos de pinturas rupestres al aire libre más importantes del mundo. En él se encuentran una serie de abrigos rocosos con pinturas rupestres levantinas con representaciones de figuras humanas y animales con gran naturalismo, siempre en color rojo con diversas tonalidades. Las pinturas son un reflejo de las preocupaciones y de los modos de vida de unas poblaciones que empezaron a pintar, hace unos siete mil años, en las paredes de los abrigos rocosos en un paisaje apenas degradado.

Pero este paisaje se ha ido transformando a la largo de la historia, la sobrexplotación de la madera de los bosques, la apertura de claros para crear campos de cultivo y para favorecer el crecimiento de pastos, formaron un paisaje humanizado, que se ha modelado por sistemas tradicionales de explotación agrícola y ganadera de los que se conservan interesantes vestigios arquitectónicos en piedra seca, como barracas, cenias y azagadores. A pesar de la acción antrópica sobre este paisaje es, aún hoy en día, un ecosistema con una variada vegetación y con especies como el águila perdicera (Aquila fasciata) o la cabra montés (Capra pyrenaica).

 

El entorno natural

El aspecto del relieve de los barrancos de la Valltorta y la Gassulla es el resultado de una compleja evolución, durante la cual se ha remodelado el paisaje en función de los cambios climáticos y paleogeográficos.

El topónimo de Valltorta hace alusión al tortuoso trazado de su cauce de unos 20 Km que integra el curso medio de una rambla situada entre el bajo y el alto Maestrazgo, esto es, entre el Montegordo (Tirig) y el valle de les Coves de Vinromà. Se halla profundamente encajonada y muestra un gran contraste entre los llanos de Coves de Vinromà y el altiplano de suaves lomas, donde se encajan los barrancos de vertientes abruptas.

La rambla Cervera se denomina rambla de la Morellana, en su nacimiento, luego Valltorta y río Coves o Sant Miquel, a su paso por la plana litoral. La mayor parte del año, el río permanece completamente seco y el agua sólo circula esporádicamente en las avenidas torrenciales, o bien subterráneamente, a escasos metros de la superficie, aflorando bajo los resaltes rocosos, donde se forman los característicos tolls.

La formación de balmas o abrigos en las vertientes de la Valltorta y sus afluentes, obedece a diversos procesos morfogenéticos, aunque la mayoría se pueden atribuir a la erosión diferencial. Muchos de los abrigos de la Valltorta serían balmas de meandro abandonadas y posteriormente remodeladas por agentes de la meteorización como son la disgregación crioclástica o gelivación que tuvo lugar en los periodos fríos del Cuaternario y que se han podido borrar por la erosión posterior.

En un paisaje como este, los primitivos grupos de cazadores del Maestrazgo encontraron las cuevas en las que pudieron refugiarse y desarrollar sus actividades.

Las condiciones climáticas de la zona de la Valltorta están marcadas por temperaturas bastante extremas, en invierno las mínimas están siempre por debajo de 0º C y en verano las máximas llegan hasta los 35ºC. El clima de la Valltorta se encuadra en los parámetros del clima semiárido, con características sequías estivales.

El régimen pluviométrico es típicamente mediterráneo, con máximo en la temporada otoñal y con aparatosos y violentos aguaceros. Esto repercute en que tanto la rambla Morellana como su continuación la de la Valltorta sólo ven fluir agua por sus cauces escasos días al año. A ello hacía referencia Cavanilles cuando señalaba “Véanse en esta parte septentrional las anchas ramblas de Cervera, de les Coves y de la Viuda, siempre secas, si no es en tiempo de avenidas”.

Ahora bien, la presencia de molinos hidráulicos junto a las ramblas en Tírig y Coves y la documentación relativa a pleitos por la disputa de aguas en épocas medievales y más recientes podrían indicar escorrentías más regulares y mayor continuidad en los caudales superficiales que los que existen actualmente.

La evolución paisajística de esta zona en la que las cuencas se han ido secando progresivamente y la erosión acelerada ha arrastrado los suelos ha provocado también una degradación de la cobertura vegetal. Hoy en día, el paisaje de la Valltorta da una imagen de aridez que es el resultado de la acción antrópica sobre el medio a lo largo de la Historia. La vegetación de las zonas rocosas del barranco está actualmente formada por un matorral con acebuches, coscojas, romero, espliego, tomillo, etc; mientras que las zonas por las que circula las pequeñas corrientes de agua, de forma más o menos intermitente, están pobladas por algunos álamos y adelfas acompañados por zarzas y algunas cañas. Afortunadamente aún se conserva algún enclave, particularmente fresco, donde quedan restos de una vegetación menos degradada con algunas encinas, majuelos, cornicabras, hiedra, etc, es decir, testimonios de un encinar típico (Quercetum ilicis galloprovinciale), aunque el límite de los carrascales, de tendencia más continental, no se encuentra lejos. También se pueden apreciar algunas zonas repobladas con pinos carrasco y campos de cultivo de especies de secano como son los almendros y viñedos.

Los restos faunísticos hallados en las excavaciones realizadas en el barranco de la Valltorta junto con las representaciones de estos animales indican que hasta épocas bastante recientes aún existían en el Maestrazgo especies como el ciervo común, la cabra montesa, los zorros, las ginetas, los tejones o los jabalíes. Actualmente, se pueden ver algunas aves propias de los cantiles como el halcón peregrino, el águila perdicera, el búho real, o la chova piquiroja. En estos barrancos pedregosos hay, también, una gran abundancia de reptiles como el lagarto ocelado, la culebra bastarda, y las lagartijas. En las pozas permanentes que aparecen diseminadas en el fondo de los barrancos se puede observar la presencia de ranas verdes y otros anfibios.

 

Las pinturas rupestres

Los primeros datos sobre los abrigos con pinturas rupestres de la zona de Valltorta-Gassulla se conocen desde los inicios del siglo XX publicados por eruditos locales y eminentes prehistoriadores de la época, como Henri Breuil. Posteriormente, se van descubriendo nuevos enclaves con pinturas rupestres en estas comarcas, y no es hasta finales de los años 60 cuando se reactiva su estudio científico. En 1998, los enclaves entraron a formar parte de la declaración de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, para el Arte Rupestre Levantino del Arco Mediterráneo español, momento en que se activa un intenso programa de estudio y adecuada puesta en valor en la zona, todo ello coordinado desde el Museu de la Valltorta.

Los abrigos del Parque Cultural Valltorta-Gassulla contienen abundantes manifestaciones de arte levantino, y en menor medida, de arte esquemático. Se trata de representaciones relacionables con las realizadas a lo largo de toda la fachada mediterránea, desde los Pirineos hasta Andalucía oriental, en donde no faltan los clásicos temas característicos: arqueros, escenas de caza y recolección, representaciones naturalistas de animales…, realizados preferentemente a base de tintas planas de color ocre.

Según los restos arqueológicos hallados en el Maestrazgo, este territorio empieza a poblarse ya iniciado el Holoceno, es decir, en el momento que se retiran los últimos focos glaciares cuaternarios. En la Cova Fosca, en Ares del Maestrat hay niveles epipaleolíticos, correspondientes a las sociedades cazadoras y recolectoras de inicios del Holoceno, y neolíticos propios de las primeras sociedades agrícolas y ganaderas.

La erosión abrió cavidades en las paredes de roca caliza por todo el barranco, que fueron utilizadas durante el Neolítico y la Edad del Bronce para realizar numerosas pinturas rupestres. Actualmente conocemos 27 conjuntos pintados, en su mayor parte pertenecientes al Arte Levantino. Algunas mediciones radiocarbónicas, datan a estas pinturas en torno al 5600 a. C., pudiendo llegar, como en La Gasulla, a finales de la Edad del Bronce.

Para los habitantes de la Valltorta-Gassulla estas pinturas cumplieron diversas funciones, fueron marcas en el territorio y al mismo tiempo sirvieron como medio de expresión de su cultura. La situación de los recintos rupestres de esta zona nos hace pensar que el contenido ideológico de las pinturas se encuentra estrechamente vinculado al carácter estratégico de la zona.

Los autores de las pinturas rupestres de la Valltorta-Gassulla observaron una vegetación diferente a la que existe en la actualidad, sin duda, más boscosa; sin embargo, verían el mismo paisaje quebrado calcáreo, con barrancos abruptos repletos de abrigos y de tolls que pudieron ser abrevaderos naturales para los animales durante los períodos más secos y calurosos. En estas épocas del año, los cazadores pudieron esperar, ocultos en sus cazaderos cercanos, la visita forzosa de sus presas.

Los animales más representados son ciervos, tanto ejemplares machos como hembras e incluso cervatos, cabras montesas y jabalíes, que en ocasiones aparecen heridas por flechas clavadas en el vientre, el cuello o la espalda. Se pueden identificar además, algunos ejemplares de toros, caballos, perros o lobos e insectos.

Entre las figuras humanas destacan por su número las masculinas, armadas con arcos y flechas, tensando los arcos o disparando. Las figuras femeninas, más escasas, aparecen ataviadas con faldas largas ajustadas a las caderas y con el torso descubierto. Hombres y mujeres en especial los primeros, se adornan con diversos tipos de peinados, plumas y cintas en la cabeza, tronco y extremidades. Los animales y las figuras humanas se representan aislados o formando escenas, por lo general de caza.

Una de las escenas más conocida se encuentra en la Cova dels Cavalls (Tírig), declarada Monumento Histórico-Artístico en 1924. Se trata de una escena de cacería donde un grupo de arqueros acechan y disparan sus flechas contra una manada de 9 ciervos compuesta por un ciervo adulto, otro joven, cinco ciervas y dos cervatos, que huyen heridos. La escena es de un gran realismo, por la edad y el sexo de los animales pintados sabemos que el artista prehistórico representó a una manada de ciervos en otoño, cuando los venados se apropian de los grupos de hembras y los cervatos nacidos en primavera todavía conservan el pelaje moteado.

De extraordinario interés son les Coves del Civil (Tírig) donde se conserva una reducida muestra de pinturas esquemáticas y numerosos motivos levantinos. Entre ellos destacan un caballo a la carrera, una escena de danza en la que intervienen cuatro arqueros filiformes, y sobre todo, una compleja escena descrita por Juan Cabré como la “danza guerrera”.

Esta composición se desarrolla en un espacio de más de cuatro metros de lienzo rocoso, en el centro, una línea sinuosa vertical que nos recuerda el trazado tortuoso de La Valltorta separa dos ámbitos. A uno y a otro lado varias decenas de arqueros se enfrentan. En el centro de la escena destacan dos figuras de mayor tamaño, que se dan la espalda; a su alrededor se distribuyen el resto de los arqueros representados en actitudes que varían entre la marcha hacia sus adversarios y la acción de disparar. Son arqueros de medio y gran tamaño, con cuerpos estilizados, sin apenas ornamentos, provistos de arcos, flechas y aljabas. Esta composición constituye una de las primeras representaciones del enfrentamiento entre seres humanos y es la escena bélica más elaborada de la Prehistoria peninsular.

En el Barranco de la Gassulla hay escenas en las que los cazadores siguen el rastro de animales heridos y otras en las que se representa el instante de flechar a la presa, como la escena de caza del macho montés de la cavidad IV. Sin duda una de las más representativas de este abrigo es la escena de caza de jabalíes de la cavidad V. En ella un grupo de seis cazadores persiguen a unos jabalíes heridos por flechas. Otros animales aparecen muertos en posición invertida

El conjunto de les Coves de la Saltadora (Les Coves de Vinromà) constituye uno de los núcleos fundamentales de la Valltorta, tanto por el número de representaciones, superior a las 300, como por la diversidad de estilos en que fueron realizadas. Predominan representaciones de animales de pequeño tamaño y las de figuras de ciervos machos y arqueros de muy diversos estilos y convenciones.

Además se encuentran escenas poco habituales en el repertorio temático levantino como los dos ejemplos de representaciones de enterramientos, el de un hombre asociado a una figura femenina, en el «Abric Centelles», y el de un hombre aislado, en «Covetes del Puntal».

 

Elena Grau
Departament de Prehistòria i Arqueologia
Universitat de València

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Fotos

Cova Remigia, Ares del Maestrat (foto ESTEPA).Liquen en las encinas, La Gasulla (foto Adela Talavera).Detalle de encina de la Gasulla con marca de jabalí (foto Adela Talavera).Encina de La Gasulla (foto Adela Talavera).Camino forestal en la Gasulla (foto Adela Talavera).Camino de la Gasulla (foto Adela Talavera).La Gasulla (foto Adela Talavera).La Gasulla-Valltorta (foto Adela Talavera).Liquen en las encinas, la Gasulla (foto Adela Talavera).Meandro en el Barranco de Valltorta, Tírig (foto ESTEPA).Cova dels Cavalls, Tírgi (foto ESTEPA).

Mapas

Citas

Salvador Espriu. El retorn.

L’arquer governa
el noble vol harmònic
de la sageta.
Fidel al temps, retorno
Al meu callat origen.

E. Ripoll Perelló (1963). Las pinturas rupestres del Cingle de la Gasulla.

“Es posible que los últimos pintores de nuestros abrigos levantinos vieran en las llanuras costeras a los primeros representantes de los pueblos colonizadores, de los que deben haber quedado pocos o casi ningún testimonio arqueológico, y que los representaran en sus frisos pictóricos. Recordemos que así fue como los bosquimanos del siglo XIX vieron y pintaron a los boers y a los ingleses, y como los pintores de la Patagonia fijaron en sus abrigos la imagen de los conquistadores españoles”.

Bibliografía

HERNÁNDEZ, M. S. (2009).

“Arte rupestre postpaleolítico en el Arco Mediterráneo de la Península Ibérica. Balance de 10 años de descubrimientos y estudios”, en LÓPEZ, J. A., MARTÍNEZ, R. y Matamoros, C. (eds): El arte rupestre del arco mediterráneo de la Península Ibérica. 10 años en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco, Valencia, Generalitat Valenciana, pp. 59-80.

LÓPEZ, E. (2009).

“Caracterización de la secuencia levantina a partir de la composición y el espacio gráfico: el núcleo Valltorta-Gasulla como modelo de estudio”, en LÓPEZ, J. A., MARTÍNEZ, R. y Matamoros, C. (eds): El arte rupestre del arco mediterráneo de la Península Ibérica. 10 años en la lista del Patrimonio Mundial de la Unesco, Valencia, Generalitat Valenciana, pp. 81-94.

MARTÍNEZ, R. Y VILLAVERDE, V. (2002).

“La Cova dels Cavalls en el Barranc de la Valltorta”. Monografías del Instituto de Arte Rupestre. Tirig. Museu de la Valltorta.