Paisajes y acciones estratégicas

Vall del Pop

La Vall de Pop es una subcomarca de la Marina Alta, marcada por el curso del riu Xaló o Gorgos, en una peculiar situación de transición entre el litoral urbano y turístico y la montaña rural. Por este motivo, en su caracterización comparte características físicas, económicas y demográficas de ciudades como Denia o Xàbia, y las de pueblos como Castell de Castells e incluso del sector más oriental de la vecina comarca del Comtat, como Famorca o Fageca. En esta combinación, en ocasiones se ha visto incluida en zonas de desarrollo rural, como en el caso de Benigembla en el CEDER-Aitana, y a la vez ha sufrido un proceso transformador de segunda, tercer y casi cuarta línea de playa, con urbanizaciones “imposibles”, que escalan sus riscos para dar unas prometidas vistas al mar, que no se corresponden del todo con su realidad geográfica. Ese carácter mixto interior-litoral da problemas pero es, en el fondo, bien gestionado, una fuente inagotable de posibilidades.

 

El medio físico y su potencialidad para el uso agrario y turístico-residencial

Clima y topografía (Bru, 1983) se combinan para dar lugar a un singular enclave geográfico. En las últimas estribaciones peninsulares de Las Béticas, en su orientación sudoeste nordeste, las sierras, con altitudes que superan los 1.000 metros, llegan al Comtat y a la Marina Alta para caer casi directamente en el mar, sin casi espacio para un llano de inundación, el del Gorgos, que se pueda considerar como tal. No obstante en la Vall de Pop, las altitudes se moderan y los cerros, escarpados a pesar de todo, alternan con los espacios llanos y ondulados que singularizan a este espacio. Las condiciones climáticas (Pérez Cueva, 1994) son singulares. La aridez estival y la marcada irregularidad de las precipitaciones, son rasgos en común con cualquier otro tipo de sector cercano pero hay algo que singulariza a este espacio. Es un valle abierto al este-nordeste y por él se canalizan los temporales de levante que, al chocar con los relieves prelitorales, generan cuantiosas lluvias que dan lugar a totales anuales elevados que superan los 800 mm de media por ejemplo en el caso de Xaló, fruto a veces –casi siempre- de lluvias torrenciales esencialmente tardo-estivales, vinculadas al fenómeno de la “gota fría”, que pueden dar máximos en 24 horas superiores a los 100 mm con cierta frecuencia. Se trata por tanto de la variante subhúmeda del clima mediterráneo que, unos pocos kilómetros más al sur, en las comarcas alicantinas centrales y meridionales de la provincia de Alicante, es estrictamente semiárido. De hecho, sólo en la vertiente meridional de las elevaciones que conforman este valle por el sur, los totales ya bajan de 500 e incluso de 400 mm. En cuanto a la temperatura, a pesar de su carácter de transición a un clima mediterráneo algo más continental y a más altitud que la zona estrictamente litoral, sigue marcada por la influencia marina, por el régimen de brisas, que suaviza los excesos térmicos tanto del invierno como del verano, con medias en torno a los 18ºC, ligeramente más bajas en Benigembla, al interior, y más altas en Benissa, en el litoral.

Desde el punto de vista del relieve destaca el contraste entre el propio valle del Río Gorgos, con una orientación casi total oeste-este, algo más estrecho en Benigembla y progresivamente ensanchado hacia Xaló, hasta toparse con los cerros de Benissa, y las diversas elevaciones que lo flanquean e interrumpen. Este valle fluvial, con los barrancos de Malafí, la Murta, Masserof o Passula, (relleno por esos materiales cuaternarios por las crecidas provocadas por las lluvias torrenciales antes citadas, resultará extremadamente fértil y, por las razones que se apuntarán con posterioridad, engañosamente fácil de urbanizar. Por su parte, sus montañas (Cavall Verd, la serra del Penyal de Laguar, el Carrascar y el Coll de Rates, el Castell de la Solana o Muntanya Gran,) no alcanzan la altitud de las vecinas e interiores comarcas del Comtat, pero se acercan a las del interior de la Marina Alta y, sobre todo, a las que caen directamente al mar, destacando especialmente las pendientes de sus cerros, utilizadas a veces como tercera o cuarta línea de playa por las urbanizaciones residenciales, esencialmente de población extranjera.

 

Un paisaje, dominado por los usos agrarios y residenciales

Hasta mediados del siglo XX, La Vall de Pop poseía una economía básicamente agraria que compartía no sólo con sus vecinos del interior, sino incluso con los del litoral, donde el turismo era todavía incipiente. Cuando se inicia el boom turístico en la costa en los años 60 y 70, estos pueblos seguirían volcados seguramente al sector agrario que, no obstante, ya sufriría de lleno la crisis de la agricultura familiar y el minifundismo y se verían atraídos a trabajos más cómodos y mejor remunerados en el turismo litoral. El clima, el relieve y el suelo siempre habrían condicionado el paisaje agrario, tanto en su conjunto como en los matices locales. En un contexto como éste la trilogía mediterránea (trigo, vid y olivo) ya se asentaría en La Vall de Pop desde tiempo inmemorial, pero nuevos cultivos como el del almendro, antes, y el naranjo, después, irían ganando terreno. Si bien la trilogía citada se puede dar más o menos en todos los espacios mediterráneos, los dos últimos cultivos o el del algarrobo, se ven especialmente beneficiados por no sufrir los rigores térmicos del clima más continentalizado, que impera en el mismo nacimiento del Gorgos, en Castell de Castells, y, sobre todo, en todo ese contexto geográfico que consideramos Montaña de Alicante (Alcoià, Comtat e interior de Les Marines y Alacantí). La desaparición del cereal, absolutamente fuera de juego en la agricultura familiar en espacios minifundistas de montaña desde los años 60, vendría seguida de una redistribución interna del resto de cultivos, en el que el olivo quedaría aterrazado en zonas más agrestes y frescas, el naranjo en zonas de media pendiente y, sobre todo, el viñedo predominaría en todo el fondo de valle, dando una personalidad propia a este espacio. Sin despreciar a todos los productos citados es indudable que el viñedo, igual que en pueblos vecinos del litoral estricto, tanto vinculado a las pasas como, sobre todo, a los vinos blancos y dulces, es el cultivo identitario. Una buena parte de la Vall de Pop y sectores próximos reúne al único viñedo no interior incluido en las rutas del vino de la provincia de Alicante y de la Comunidad Valenciana. Si en los núcleos litorales próximos el viñedo no fue capaz de soportar la competencia en el uso del suelo con el residencialismo turístico, o en los interiores de la Montaña de Alicante cedió terreno ante olivo, frutales y almendro, aquí fue capaz de defenderse bastante bien.

En los años 80 pero, sobre todo, desde los 90 hasta la actualidad La Vall de Pop “sufre” la deslocalización más residencial que turística de sus vecinas Dénia o Xàbia. Las laderas de los cerros antes citados con buenas vistas sobre el valle y, en algunos casos, incluso sobre el mar, atraen a unos turistas extranjeros que se han cansado de la saturación del litoral, y de sus precios, y que buscan aquí una mayor tranquilidad, sin perder del todo la cercanía de aquello que tanto les atrajo, el Mar Mediterráneo. Tanto en nuevas urbanizaciones, los más, como en recuperación de casas tradicionales o riu-raus, los más sensibles, buscan nuevas formas de habitar no como turistas sino de forma definitiva estos espacios. En algunos casos, son algunos extranjeros los que se atreven incluso a regentar casas rurales abiertas a todo el mundo, pero especialmente orientadas a sus propios compatriotas. Algunos ejemplos y cifras demuestran estos hechos.

Una sucinta referencia a la evolución de la población y de las viviendas corrobora este proceso. Según el censo de 2011 los 8 municipios que componen La Vall de Pop suman 19.457 habitantes pero muy mal repartidos, ya que Benigembla, Llíber, Murla y Senija no llegan a 1.000, Alcalalí y Parcent los superan por poco, Xaló se acerca a los 3.000 y, Benissa, el único de todos ellos con acceso a la costa, aunque de difícil aprovechamiento para el sol y playa, con 11.613 habitantes suma más que todos los demás juntos. Según los criterios demográficos más estrictos sólo Benissa no es un núcleo rural, aunque por otras cuestiones económicas y de proximidad a zonas urbanas potentes, difícilmente podemos considerar esta zona como rural. Curiosamente, en este sentido, algunos de estos municipios (Benigembla) fueron susceptibles de ser incluidos en zonas de desarrollo rural, compartidas con zonas mucho más estrictamente rurales por dinámicas económicas y de accesibilidad, como la Montaña de Alicante. Ya se ha citado la predilección de la población extranjera, generalmente de la Unión Europea, por asentarse en estos pueblos. Las cifras refrendan este hecho ya que el 42% de los habitantes de Vall de Pop tienen ese origen, sin grandes diferencias internas o incluso con porcentajes mayores, superiores al 50% entre los núcleos más rurales. Siempre que se habla del medio rural se insiste en el envejecimiento de la población, que supera en el conjunto de La Vall de Pop el 25% de población de más de 65 años, por tan sólo un 10% de menos de 16. No obstante, conviene apuntar una peculiaridad de este entorno, común a otros muchos sectores del litoral alicantino, pero especialmente intenso aquí, y es que el envejecimiento no responde sólo a la dinámica propia de la población nacional sino, sobre todo, a los extranjeros que han elegido estas tierras como lugar de retiro permanente tras la jubilación. Tanto es así que en el caso de la población extranjera el porcentaje de mayores de 65 años supera el 34% y el de menores de 16 apenas llega al 7%. Como muestra del triunfo del turismo residencialista en esta subcomarca, apenas el 49% de la vivienda es principal, oscilando entre el 45% de Benissa y el 65% de Xaló.

 

Un paisaje valorado y simbólico. Iniciativas para la valorización de su patrimonio natural y cultural

La Vall de Pop es un sector puente desde muchos puntos de vista, naturales y antrópicos. Es un sector litoral o prelitoral, pero con algunos rasgos continentales y de montaña. En este sentido, presenta un paisaje agreste, donde resulta fundamental su clima, el mediterráneo subhúmedo. Al atractivo de los numerosos días de sol, los pocos días de lluvia y las temperaturas suaves de un sector litoral y prelitoral, que comparte con otros muchos de la provincia, le suma un total pluviométrico relativamente elevado, aunque mal repartido, que es, sin duda, fuente de verdor tanto en la vegetación natural de pinos y encinas, como en los cultivos ya citados: olivos, algarrobos, almendros, naranjos y viñedos. Algunos de estos cultivos presentan, además, cambios estacionales llamativos: la flor del almendro, aún en invierno pero anunciando una primavera que nunca se acaba de ir del todo en este rincón, o el rojo intenso de las hojas del viñedo en otoño. Los bancales, auténtico patrimonio inmemorial, escalan pendientes imposibles buscando un máximo aprovechamiento de la tierra y del agua, un freno a la erosión, necesario también en la prevención de avenidas en el litoral. Su mantenimiento ha de ser visto como esencial por razones estéticas y funcionales, y la impermeabilización del suelo que han supuesto algunas de las urbanizaciones citadas ha de ser debidamente reconducida. Si algo le da especial valor a este paisaje es su carácter agroforestal, el equilibrio y mezcla perfecto, pero en peligro por subexplotación, entre lo natural y lo antrópico. Es un sector rural interior en algunos casos, pero tan cercano y bien comunicado con el litoral, que se aprovecha de todas sus dinámicas positivas, aunque también de algunas de las negativas.

La existencia de la Mancomunidad de la Vall de Pop (vid. http://www.valldepop.es) es sin duda un factor positivo de puesta en común de todos los valores de esta subcomarca, aprovechando incluso los de algunas de las vecinas. Oferta turismo activo, alojamiento rural, rutas patrimoniales como las de los riu-raus, rutas de senderismo y bicicleta y, conviene destacarlo, rutas gastronómicas y enológicas. En este último caso resaltar que La Vall de Pop es el sector litoral de una ruta del vino que lo une con el interior del Vinalopó. La gastronomía “sufre” o, mejor dicho, disfruta la influencia de mallorquines y norteafricanos y, en el caso de los primeros, su influencia se deja sentir incluso en la variedad local del valenciano de estas tierras.

 

Enrique Moltó Mantero
Departamento de Análisis Geográfico Regional y Geografía Física
Universidad de Alicante

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Fotos

Sierra de Bèrnia (foto Miguel Lorenzo).Sierra de Bèrnia (foto Miguel Lorenzo).Sierra de Bèrnia y Tàrbena al fondo Altea ybla Serra Gelada (foto Miguel Lorenzo).Alcalalí y su torre (Miguel Lorenzo).Vistas del Valle desde la Carretera CV-715 hacia Coll de Rates (foto Miguel Lorenzo).Vistas del Valle desde la Carretera CV-715 Hacia Coll de Rates (foto Miguel Lorenzo).

Mapas

Citas

Antonio J. Cavanilles (1797). Observaciones sobre la historia natural, geografía, agricultura, población y frutos del Reyno de Valencia.

“Casi todo el término de Benisa está lleno de lomas y de cerros, mediando llanuras de poca extensión. La parte occidental es montuosa y muy quebrada, donde está la Solana, monte de bastante altura, que corre de norte a sur unido por sus raíces meridionales con Bérnia: queda entre ambos hacia el mar un boquete llamado el Estret de Cardos, a donde acuden las vertientes que siguen por el barranco Salado hasta desaguar en el mar.”

Rafael Cebrián (1991). Montañas valencianas IV: El Comtat y La Marina Alta.

“Todas estas poblaciones, ceñidas al curso del Xaló, conforman una pequeña unidad de tierras y cultivos, surcada longitudinalmente por el río que marca la pauta de los asentamientos, escasamente distanciados entre sí, y recogidos a sus márgenes. Pese a la coherente unidad de esta minicomarca y la brevedad de sus lindes, aparecen dos denominaciones: Pop y Xaló. La diferenciación y la propia adscripción de un espacio a cada una de las designaciones, tiene orígenes históricos, no se basa en razones geográficas, y viene determinada, al parecer por dos castillos musulmanes que, en tiempos de la invasión catalano-aragonesa, ejercían su jurisdicción sobre estos lugares, campos y alquerías: el castillo de Pop, y el castillo de Aixà o Xaló, sobre la cima de la serra del Castellet, al norte de Xaló y Llíber.”

“La vid tiene gran importancia entre los cultivos locales, con predominio en los llanos cuaternarios entre Xaló y Llíber, produciendo excelentes uvas de mesa y de lagar. Con el fruto de estas soleadas viñas, protegidas en las cálidas cubetas, Xaló elabora buenos vinos, espesos, de grado, secos y dulces suaves al paladar, capaces de transmitir el sabor y la fragancia de las azucaradas uvas. La moscatel y el proceso de transformación en pasas, ha vinculado al sector más oriental del valle con lo que fue, en otros tiempos, un producto exportable de alta cotización, introduciendo en el paisaje el riu-rau, porches y secaderos de la uva que motean el paisaje con la sonriente blancura de su monacal sencillez, que son sin duda uno de los más bellos legados de la arquitectura rural alicantina.”

Bibliografía

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