Paisajes históricos

El pantano d’Elx

Descubriendo el oasis

La disponibilidad de agua siempre ha sido un factor decisivo a la hora de desarrollar la actividad humana en el territorio. En el sur valenciano, cuando traspasamos el murallón de las sierras subbéticas, el agua se convierte en un elemento mucho más importante, ya que nos encontramos en un ámbito donde rara vez se superan los 300 mm. de precipitación al año. El aprovechamiento de los escasos cursos de agua presentes en estas comarcas ha sido el objetivo principal de los actores económicos establecidos en ellas. Es por ello por lo que sobre estos escuálidos cursos fluviales, tan intermitentes como irregulares, se pusieron por primera vez en práctica los avances tecnológicos en materia hidráulica en los siglos XVI y XVII, que permitieron embalsar una agua de vital importancia para la economía, que de otra manera se hubiera perdido río abajo sin ser aprovechada. Sobre una de estas actuaciones vamos a centrar la atención en este capítulo. Se trata del Pantano de Elx, sobre el río-rambla del Vinalopó, ubicado al norte del término municipal de Elx, a unos 5 km del casco urbano. Si bien no es la primera presa de gravedad construida en tierras valencianas, sí que presenta un novedoso avance tecnológico con respecto a presas más antiguas como la de Almansa o la de Tibi. Esta novedad se refiere a la disposición de la presa formando un arco a modo de bóveda apoyado por un lado en un borde rocoso de la garganta por la que discurre el Vinalopó y por el otro en un muro de fábrica construido para tal uso. Con ello, la fuerza del agua se descarga sobre ambos estribos, siendo uno de ellos artificial, por lo que el muro puede reducir su grosor y mantener prácticamente su espesor sin menoscabo de su capacidad de resistencia al empuje de las aguas retenidas.

Los orígenes del proyecto del Pantano de Elx, una obra técnicamente muy singular y merecedora de un lugar privilegiado en la ingeniería mundial de presas, hay que buscarlos en los precedentes que supusieron otros artefactos hidráulicos como el Embalse de Almansa (Albacete) o el Pantano de Tibi (Alicante). Tan solo cinco años después de la finalización de las obras del Embalse de Almansa, en 1589, y tras los beneficios aportados por éste, el Concejo de Elche sugirió que, represando el caudal de la Rambla del Vinalopó en alguna de las gargantas por las que dicho curso fluvial salva las modestas elevaciones al norte del término municipal, se podría paliar la escasez e irregularidad hídrica que castigaban a la agricultura de regadío del Campo de Elx. Tras varios informes, se creó una comisión formada, entre otros, por Joanes del Temple, maestro de las obras del Embalse de Almansa y por Pere Izquierdo, homónimo de Joanes en las del Pantano de Tibi. Expertos locales que, con la aplicación de sus innovaciones técnicas en el campo de la ingeniería, evidencian el importante desarrollo que adquirieron los conocimientos endógenos en materia hidráulica en el sureste peninsular, cuna mundial de los embalses modernos. La comisión decidió que el mejor emplazamiento para la presa de un pantano se encontraba en la quebrada por la que discurría la rambla a la altura del paraje denominado Castellar de la Morera, donde existían varias crestas rocosas en las que apoyar los estribos de la pared y con varias canteras cercanas para aportar la piedra necesaria para la obra. Una vez redactada la memoria, se obtuvo la aprobación para la construcción en 1590, aunque el inicio de las obras se retrasó hasta 1632 por razones diversas, como lo fueron el elevado presupuesto, las dificultades que había sufrido el Pantano de Tibi o el impacto agrícola que causó en el municipio la expulsión de los moriscos en 1609. La construcción fue dirigida por el ilicitano Miquel Sánchez y se llevó a cabo en dos fases: la primera se terminó en 1640 y una posterior ampliación finalizó en 1655, teniendo un coste total de 21.000 libras. Desde esta fecha, la presa sufrió varias roturas hasta que en 1793 una sucesión de importantes avenidas de agua en el Vinalopó inutilizó la infraestructura. Tras su reparación en 1842, la presa no ha vuelto a sufrir daños estructurales importantes, y solamente la rotura periódica de la compuerta ha motivado que el embalse permaneciera vacío durante algunas temporadas.

 

La presa: un patrimonio hidráulico de importancia internacional

La presa de esta obra hidráulica, que cierra el embalse por el sur, está construida por sillares de piedra rellenos de argamasa y con su construcción se pretendía retener las aguas de avenida de la Rambla del Vinalopó, para que dichos recursos fueran posteriormente utilizados para consumo industrial, doméstico o agrícola de la ciudad y del término municipal de Elche. Su altura máxima ronda los 23 metros, con un espesor en la base de 12 metros y 9 en su culminación. La anchura se acerca los 75 metros. El radio de su curvatura es de 62,60 metros, lo que hace que su fuerza se desarrolle más como bóveda que como muro. La capacidad inicial del embalse se presuponía en 4 hm³, aunque los posteriores aterramientos han reducido su capacidad hasta situarla en tan solo 0,4 hm³ a principios del siglo XX. Pese a la importancia del proyecto, la presa nunca ha tenido la utilidad que se esperaba en un principio, y problemas derivados de las continuas roturas, la colmatación de sedimentos por las esporádicas avenidas o la progresiva salinización de las aguas de la rambla han provocado que, durante muchas décadas, esta infraestructura haya quedado inutilizada. En la actualidad, debido a que la compuerta de desagüe se encuentra averiada, el agua del embalse rebasa la altura de la presa y vierte las aguas por encima de ella, formando una espectacular cascada cuya belleza se acrecienta en las épocas en las que el caudal de la rambla es mayor. Sin embargo, pese a la escasa contribución al desarrollo económico del municipio, el mayor beneficio que ha aportado esta obra ha venido de la mano de la modificación del medio natural del entorno, ya que esta construcción ha permitido la creación de una lámina de agua de 7,1 ha en un paisaje semiárido. Esto ha motivado un gran incremento en la biodiversidad de la zona, ya que a las propia fauna y flora que ya existían en estas sierras, se han sumado una gran variedad de especies vegetales y animales características de zonas lacustres.

No cabe duda que la infraestructura más llamativa del entorno es el gran murallón que embalsa las aguas del Vinalopó, pero no debemos dejar de mencionar que el entorno del Pantano cuenta con un valioso patrimonio cultural que rodea a los sucesivos intentos de aprovechamiento de los escasos caudales de agua que ofrece este territorio. Por una parte, aunque muy deteriorados, podemos encontrar elementos íntimamente relacionados con la obra hidráulica principal como la casa del pantanero o la antigua central hidroeléctrica y otras construcciones como la casa de Riegos y los restos de una fábrica de harinas. Pero sin duda, la obra que merecería de un mayor esfuerzo para su conservación por su elevado grado de deterioro es la Acequia Mayor. Se trata de una conducción de agua construida para derivar las aguas de la cola del pantano y evitar así su salinización por efecto de la evaporación de la lámina de agua del embalse y el vertido de aguas salobres de varias ramblas que desembocan en el propio vaso de almacenamiento. Posee un altísimo interés histórico por lo laborioso de su construcción, con un cauce muchas veces labrado en la roca y con numerosos tramos que discurren por túneles o acueductos que todavía se conservan, a pesar de no tener uso en la actualidad. El traslado de este caudal de agua era la base del sistema de regadío histórico de la ciudad y clave para el ordenamiento de este territorio. En sus inicios, la Acequia tomaba sus aguas a través de una presa de derivación en el paraje conocido como Aigua Dolça i Salà, aguas abajo del Pantano, donde se plantaron unos interesantes ejemplares de los llamados Chopos Ilicitanos (Populus Euphratica), traídos desde la zona del río Éufrates. En la actualidad, el estado de abandono es notable y su desaparición es inminente si no se llevan a cabo urgentes medidas para su regeneración. Tras la construcción del Pantano, la toma de aguas se trasladó algo más al norte y ya en 1910 se ubicó la derivación definitiva aguas arriba de la cola del embalse, en la presa del antiguo Molino de Pavía, ya en término de Aspe, donde nace el Canal del Desvío. La Acequia Mayor discurre en paralelo al cauce del Vinalopó, por su margen izquierda, y se ramifica al acercarse a la ciudad de Elx.

La necesidad de aprovechar hasta la última gota del preciado elemento permitieron la aparición de la que se ha convertido en la principal seña de identidad de la ciudad de Elx: su palmeral. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000, su origen está ligado íntimamente al complejo sistema de riego de este municipio. El ingenio de los agricultores ilicitanos hizo que se dividieran las parcelas en cuadrados en cuyos márgenes se plantaban palmeras para reducir en lo posible la evaporación de los cultivos del interior. Esto era posible por la función de pantalla vegetal protectora que provocaban estas palmeras. Dentro de estos huertos se desarrollaba un tipo de agricultura intensiva dispuesta en tres pisos: cultivos herbáceos en el piso inferior, frutales en el medio y las propias palmeras en el superior. Debido a la cierta salinidad de las aguas procedentes de la Acequia Mayor, las especies predominantes eran las que resistían cierta cantidad de sal en el agua de riego, como la alfalfa, el granado o la palmera datilera. En la actualidad todavía se utilizan las aguas derivadas del Vinalopó para el riego de los huertos, aunque el antiguo sistema de aprovechamiento de los huertos haya quedado en desuso.

 

Los beneficios ambientales de una infraestructura humana

Para hablar del medio natural de este entorno, debemos comenzar por describir las características del relieve circundante. El Pantano de Elx se halla enclavado en una garganta recorrida por el río-rambla del Vinalopó, que cruza perpendicularmente las alineaciones montañosas que se prolongan hacia el este desde la Sierra de Crevillent. Estos relieves son el reborde montañoso, inicio del Prebético alicantino, que delimita la fosa intrabética que se desarrolla, con una disposición WSW-ENE, al sur de estas elevaciones. El conjunto presenta una cierta continuidad, aunque los relieves comienzan a descender conforme discurren hacia el este, hasta contactar con el mar al sur de la ciudad de Alicante. Dos son las principales unidades que circundan el paraje: por el norte, la sierra del Tabaià, con sus 403 m de altitud, es la màxima elevación del término municipal de Elx y por el sur, la Sierra del Castellar, mucho más modesta, sirve, con una de sus rocas para el apoyo de la presa del embalse. Pese a la relativa continuidad del conjunto, el clima mediterráneo semiárido presente en la zona ha posibilitado, con sus exiguas però a veces catastróficas precipitaciones puntuales, la excavación de abundantes lechos de ramblas, como el propio Vinalopó o las de Sant Antoni, Grifo, Els Arcs o Barbassena. Éstas, con su gran poder erosivo debido a la rala vegetación existente, han desalojado hacia la depresión meridional una gran cantidad de materiales, lo que ha dado lugar a la formación de un gran conjunto de abanicos aluviales que actualmente forman el Campo de Elx y que ocupan un gran porcentaje de la superficie del término municipal de la localidad.

En cuanto a la litología, los afloramientos miocenos son los más abundantes en estas alineaciones montañosas, en forma de pequeñas sierras donde estos materiales recubren el substrato prebético y subbético alóctonos. En la propia zona del Pantano existe una zona constituida por calizas y margo-calizas del cretácico inferior. Cerca de la culminación de la sierra del Tabaià el mioceno da paso a calizas del cretácico superior. Pero tal vez, el sector más interesante es un importante afloramiento del Keüper arcillo-yesoso en la zona del Tabaià y su sector oriental, que da como resultado unos parajes con llamativos colores que van desde el rojo hasta el verde.

Mención aparte merecen los valores ambientales que se encuentran presentes en todo este entorno. La presencia de una lámina de agua permanente en un entorno árido ha permitido la presencia de una gran variedad de especies, tanto vegetales como faunísticas, creando así un ecosistema de gran valor que merecería de una mayor protección que con la que cuenta en la actualidad. La protección legal que goza en estos momentos este ámbito es la que le da la presencia del paraje en el Catálogo de Zonas Húmedas de la Comunitat Valenciana, con una superficie protegida de 84,38 ha. repartidas entre los términos municipales de Elx y Aspe. En 2008, con la reparación de la compuerta de la presa y la recuperación de la lámina de agua del embalse, se redactó un proyecto de restauración ambiental, promovido por el Ayuntamiento de Elx y el Ministerio de Medio Ambiente, que contemplaba otras actuaciones tendentes a paliar la evidente degradación y vulnerabilidad del entorno. Finalmente, pese a la voluntad inicial de las administraciones participantes, el proyecto no se ha llevado a cabo. Más recientemente, para corregir estas carencias en cuanto al reconocimiento y la protección de este valioso entorno, el propio Ayuntamiento de Elx, junto a la Oficina Ambiental de la Universidad Miguel Hernández, están realizando conjuntamente un estudio para que la Conselleria de Medio Ambiente otorgue al Pantano de Elx la categoría de Paraje Natural Municipal. Otras iniciativas más ambiciosas, promovidas desde la Universidad de Alicante, la Diputación Provincial y otros estamentos, trabajan por reforzar el papel de los embalses de Elx, Tibi o Relleu en una declaración conjunta del regadío tradicional del sureste peninsular como Patrimonio de la Humanidad por parte de la UNESCO. Con ello, la ciudad de Elx optaría a su tercera declaración, tras El Misteri y el Palmeral.

La vegetación de la zona cuenta con interesantes ejemplos de formaciones endémicas, entre las que merecen mencionarse los tomillares, con especies de gran valor como el cantueso (Thymus moroderi) o el rabo de gato (Sideritis leucantha). En los dominios donde los suelos se encuentran menos degradados y presentan un mayor espesor de materia orgánica, podemos encontrar hábitats donde conviven arbustos como el lentisco (Pistacia lentiscus), el palmito (Chamaerops humilis), el espino negro (Rhamnus lycioides) y la efedra (Ephedra fragilis). Sobre suelos más erosionados, la formación más frecuente es el espartal, mientras que la presencia de ramblas con corrientes de agua con alto contenido en sales ha posibilitado la presencia de especies halófilas en estos espacios, como las formaciones de tarayales. En total, se han detectado cerca de 250 especies de plantas, algunas de ellas protegidas, que han planteado la necesidad de crear microrreservas de flora para aumentar la protección de las formaciones vegetales.

Pero sin duda, la gran beneficiada de la recuperación de la lámina de agua del embalse ha sido la avifauna. Varias especies de aves acuáticas han vuelto a ocupar la cubeta del embalse, y diversos seguimientos han constatado que la malvasia cabeciblanca, en peligro de extinción, se está volviendo a reproducir en el paraje, así como la cerceta pardilla, con varios ejemplares que han elegido este entorno como hábitat. Otras especies acuáticas como malvasias, azulones, fochas comunes o garzas reales pueden verse sobre las aguas del embalse durante todo el año. Es de destacar también la presencia de rapaces como las culebreras, abejeros, gavilanes, alcotanes, aguiluchos cenizos y laguneros. En los carrizales se pueden contemplar diversos paseriformes, destacando carriceros comunes, tordales o ruiseñores bastardos.

 

Miguel Ángel Lafuente Valero
Pablo Giménez Font
Universitat d’Alacant

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Fotos

Acueducto de 14 arcos, Aspe (foto Miguel Lorenzo).Yesos y margas versicolores del Keuper, Aspe (foto Miguel Lorenzo).Formas de erosión por escorrentía en margas, Aspe (foto Miguel Lorenzo).Pantano d’Elx (foto Miguel Lorenzo).Pantano d’Elx (foto Miguel Lorenzo).Pantano d’Elx (foto Miguel Lorenzo).Vegetación en los alrededores del pantano d’Elx (foto Miguel Lorenzo).

Mapas

Citas

Antonio José Cavanilles (1795-1797). Observaciones sobre la historia natural, geografía, agricultura, población y frutos del reino de Valencia.

“De allí en adelante todo son cerros coronados de piedra, cuya base por lo común es térrea, y al fenecer dexan una garganta ó profundo barranco en que se halla el pantano, el cual se compone de un murallón que en arco une los dos cerros, y tiene 100 palmos de altura, con 54 de espesor en la base, y 40 en la parte superior, donde forma una terrasa ó esplanada de 85 varas, espacio que media entre dichos cerros. Tiene también su puerta excavada en la raíz de uno de los cerros para soltar las aguas quando ha de limpiarse; pero ni es tan ancha como la del pantano de Tibi ó Alicante, ni la obra tan soberbia, bien que compuesta de sillares. Estaba abierta á la sazón, y pude entrar en aquel dilatado estanque, sin más aguas entonces que las que continuamente corren por el barranco; vi en lo interior lomas considerables de tierra, que deben disminuir la capacidad; y en el cubo ó cilindro hueco y tan alto como el murallón, varias ventanas por donde las aguas embalsadas entran y van baxando en busca del grifo ó paleta para salir á descubierto, y correr hacia las huertas. Observé también multitud de vegetales, algunos vistos ya con abundancia en los ribazos de las palmas, como la frankenia lisa, el matacán de Mompeller, la biengranada, la salicornia herbácea, varias sálsolas, teucrios y gramas.”

Juan Antonio Marco Molina (2003). Relieve y modelado del Baix Vinalopó.

“Las cicatrices provocadas por la circulación de las aguas hasta configurar cárcavas o acarcavamientos más o menos generalizados, terminan por descubrirnos el color de los substratos constituidos por los materiales más blandos. Es entonces cuando resplandecen las ampas margas miocenas o estallan las abigarradas arcillas del Keüper. Aguas arriba del pantano d’Elx o en el tramo alto de la rambla de Crevillent los ramblizos descuajan materiales de colores tan variados como los de la paleta del pintor: granates, rojos, verdes, ocres, blancos, grises o negros se combinan en enérgicas aristas que arpan la superficie de empinadas laderas.”

Clements R. Markham (1867). El regadiu de l’Espanya de l’est.

“No vaig tenir l’oportunitat d’assabentar-me de la grandària exacta de l’embassament, però és de gran extensió i, amb les seues badies i promontoris, així com les muntanyes que l’envolten, té tota l’apariència d’un estany natural.”

José Ramón Navarro Vera (1995). De Tibi a Isber. 400 años de presas históricas alicantinas.

“La presa es probablemente la obra más imponente que los hombres construyen en la naturaleza. Pero la presa antigua levantada con materiales naturales del río o de su entorno, con sus estribos que parecen prolongación de los estratos de roca del cauce donde se empotra, unido a la huella del paso del tiempo la convierten en un elemento más del paisaje natural (...). Al final se consigue el equilibrio que lleva consigo toda obra bien hecha. Y el resultado más plástico es la gran lámina de agua que crea la presa que junto con el muro es uno de sus más emocionantes signos. No hay más que pensar lo que debió suponer a finales del siglo XVI para las gentes de estas tierras áridas la aparición de una gran lámina de agua como un gran lago natural.”

José Antonio Fernández Ordóñez (1984). Catálogo de noventa presas y azudes españoles anteriores a 1900.

“La presa de Elche es una aportación española de primera magnitud en el siglo XVII, un siglo, por otra parte, muy escaso en construcción de obras públicas en todo el país. La de Elche puede considerarse como la primera presa bóveda en todo el mundo: presenta un perfil tan esbelto que no hubiera sido estable sin la curvatura en arco de círculo que se dio a su planta.”

Bibliografía

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Los pantanos de época moderna de la provincia de Alicante. Alicante: Diputación de Alicante - Instituto del Agua y de las Ciencias Ambientales de la Universidad de Alicante.

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