Paisajes habitados

Valencia histórica

La Valencia de intramuros

El núcleo histórico de la ciudad de Valencia se corresponde con el recinto urbano situado al interior de las últimas murallas levantadas para protegerla, hoy no conservadas. Aquellas que se alzaron a partir del siglo XIV y que se derribaron entre finales del siglo XIX y principios del XX, incluidas casi la totalidad de sus monumentales puertas. Actualmente, se corresponde con la primera circunvalación y solo se conservan el portal de Serrans y el de Quart con un tramo del muro, ambos salvados de la demolición decimonónica debido a su condición de prisiones.

El paisaje urbano no sufrió significativas variaciones desde la Edad Media hasta el siglo XIX abrazando un abigarrado caserío; fuera de los muros se extendían los arrabales, el río y la huerta. La huerta es y era, el ser y sentido de la ciudad. En la ciudad actual se conserva, en parte, la trama urbana medieval, aunque está muy afectada en algunos de los barrios como los de Sant Francesc y Velluters. No obstante, en el resto, excepto algunas intervenciones, resiste la trama medieval y, en algunos lugares, incluso la de época islámica.

En el año 1238, el rey de Aragón Jaume I conquistó la ciudad creando, posteriormente, el Reino de Valencia, siendo la ciudad su capital y teniendo su Siglo de Oro en el siglo XV, el de los grandes poetas, artistas y arquitectos. De la ciudad medieval y moderna cristiana conserva en su centro la magnífica catedral, con su torre campanario, el Micalet. En sus barrios se alzan numerosas parroquias, en origen góticas pero que han experimentado numerosas transformaciones posteriores: Santa Catalina, San Esteban, el Carmen, San Nicolás (recientemente restauradas sus pinturas murales), etc. También destacan los edificios civiles como la Lonja, el Almudín, los numerosos palacios de origen gótico, como los de la calle Caballeros y la Plaza de Manises, el barroco de los Marqueses de Dos Aguas con su pomposo interior y portada, y delimitando el núcleo los puentes que atraviesan el río Turia. La ciudad conserva un edificio de baños de época medieval cristiana que fue construido imitando el hammam islámico, los baños de l’Almirall. Como testigos de la huella del pasado urbano se conservan monasterios y conventos, aquellos que han sobrevivido a la desamortización y a la especulación: el conjunto del Carmen, el de Santo Domingo; el antiguo Hospital hoy dedicado a Biblioteca. También magníficos edificios como el conjunto del Corpus Christi, la Universitat de València y la Audiencia.

También el siglo XX ha dejado su huella, las reformas urbanísticas interiores dejaron numerosos edificios modernistas en la llamada Valencia intramuros: especialmente en la calle de la Paz, además de otras edificaciones señeras como el Mercado Central, junto al eclecticismo y el déco de edificios como el Ayuntamiento, el edificio de Correos y el Rialto. En la línea de demarcación del Centro Histórico también podemos admirar la Estación de Ferrocarriles del Norte, en el estilo secesionista de Demetrio Ribes, y el neomudejarismo de la Plaza de Toros de Sebastián Monleón.

La ciudad cristiana se asienta sobre una ciudad anterior, la Balansiya de época islámica (del siglo VIII hasta principios del XIII). Esta ciudad, más pequeña que la posterior cristiana, se defendía dentro de su perímetro fortificado con puertas, de las que tenemos noticia por el texto de Al-Udri:

“Tiene murallas: se esmeró de construirlas ‘Abd al-’Aziz, nieto de Almazor, y no se conoce ninguna ciudad en Al-Andalus con muros más perfectos y hermosos. Tiene cinco puertas: la puerta de Levante se llama del Puente (Bab al-Qantara) y se sale de ella por el puente que hizo el mismo ‘Abd al-’Aziz, y no hay en Al-Andalus más perfecto que él; por ese primer puente salen los convoyes hacia Toledo, Zaragoza, Tortosa y todo lo que hay en esa dirección. Después hacia el lado de Levante, está la puerta conocida por Bab al-Warraq; se sale de ella, y por un puente de madera se cruza el río hacia el arrabal que hay allí. En la dirección de la Qibla está la puerta de Ibn Sajar; y hacia el norte, la puerta de la Culebra (Bab al-Hanas); y en el lado de Poniente, la puerta llamada de Baytala; y junto a ella, por el lado oeste, la puerta conocida por Bab al-Qay-sariya (de la Alcaicería). Por estas puertas salen los convoyes hacia el Oeste de Al-Andalus y hacia Denia, Játiva y Alcira.”
Texto de Al-Udri, versión castellana en: Huici Miranda, A., (1970): Historia Musulmana de Valencia y su Región. Valencia: Ayuntamiento de Valencia. 21-22 tomo I.

Actualmente, algunos torreones y fragmentos de esta muralla del siglo XI se conservan, generalmente, en las traseras de los edificios, puesto que al construirse la muralla cristiana y perder sentido la anterior islámica, muchas edificaciones posteriores se apoyaron sobre los muros de aquella. La ciudad tenía numerosas mezquitas, baños y un urbanismo irregular y laberíntico. El edificio de culto principal era la Mezquita Aljama, en la zona de la actual Catedral; lugar en el que también se ubicaba el alcázar islámico, aproximadamente en la zona enmarcada por el Almudín, la parroquia de San Esteban, la Cripta de San Vicente, y la Basílica de la Virgen. Famoso en este momento fue la Ruzafa, jardín y residencia de verano de los gobernadores y reyes de Balansiya, en el actual barrio de Russafa, ubicada fuera del recinto amurallado.

Pero bajo esta ciudad islámica todavía hoy son visibles los trazos de la ciudad visigoda con su basílica, situada entre el complejo arqueológico de la Almoina y la actual catedral. Y, en el primer nivel de asentamiento, se localiza la ciudad romana. La ciudad fue fundada en el 138 a.C.; sus primeros pobladores fueron soldados auxiliares procedentes del sur de Italia que habían luchado en el ejército romano contra Viriato.

Iunius Brutus cos. in Hispania iis qui sub Viriatho militaverant agros et oppidum dedit, quod vocatum est Valentia. Tito Livio. Ab urbe condita, Periochae 55.

Así pues, podemos determinar que gran parte del paisaje urbano actual, aun modificado por las transformaciones urbanas posteriores, deja entrever su origen como una fundación ex novo de origen romano. No obstante, en sus alrededores recientemente se ha encontrado huellas arqueológicas de hábitat anterior a la fundación, como es el caso de los hallazgos de la calle Ruaya.

La ciudad romana llegó a tener uno de sus puertos en la zona próxima a lo que, actualmente, es el portal de Serrans. El foro de forma cuadrangular, porticado, con templo en cabecera, basílica, curia y demás se instaló en el centro de la ciudad (actual zona arqueológica de la Almoina, zona de la basílica de la Virgen de los Desamparados y parte de la actual plaza de la Virgen). La ciudad tenía termas, de las que se conservan las de época republicana en la Almoina, y un trazado ortogonal visible en el eje principal norte-sur, el cardo, actual calle del Salvador, que atravesaría junto al foro y continuaría hasta la actual calle de Sant Vicent (que se correspondería con la Vía Augusta que unía Gadir con Roma). Uno de los edificios públicos de los que la huella urbana es visible es el circo que se extendía entre la actual Plaza de Nápoles y Sicilia y la calle de la Paz. La Valentia romana tenía el rango de colonia.

En esta Valentia tuvo lugar el martirio del diácono del obispo Valero de Caesaraugusta (Zaragoza). Vicente, así se llamaba el religioso, fue trasladado a Valentia donde sufrió martirio durante la persecución del emperador Diocleciano a principios del siglo IV d.C. En su honor se realizaron peregrinaciones a la tumba y a los lugares de martirio en Valentia; la catedral de época visigoda se levantó en su honor y la ciudad conserva diversos espacios que recuerdan su martirio. Actualmente existe un camino de San Vicente, para peregrinos, desde las tierras de Huesca hasta Valencia.

Valencia conserva, pues en su Centro Histórico, Ciutat Vella en valenciano, las huellas de su acontecer: desde su fundación hasta la actualidad han transcurrido más de dos mil años de historia. Además de lo indicado, tiene numerosos museos como el Histórico Municipal, el del Patriarca, el Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias, el IVAM, el de Prehistoria, Etnología, el de las Roca, etc., así como salas de exposiciones y centros culturales. Jardines como la Glorieta y el Parterre, las Alameditas de Serranos, el jardín del Hospital. Al pasear por sus calles se siente el palpitar de un paisaje urbano colmado de historia, arte y cultura, además de poder saborear su gastronomía tradicional en sus numerosos restaurantes y bares.

Por el norte la Ciutat Vella está delimitada por el río Turia, mejor dicho, por el cauce del río, ya que este fue desviado al sur de la ciudad, debido a las frecuentes y terribles riadas que padecía Valencia. Hoy en día es un magnífico jardín de 110 Ha. de superficie y 11 km. de longitud, un gran pulmón verde para la urbe. A la otra orilla del río se pueden admirar edificios como el monasterio de la Trinidad, el Museo de Bellas Artes, además de los Jardines del Real o Viveros y la Alameda.

 

Ester Alba Pagán
Josep Montesinos i Martínez
Departamento Historia del Arte
Universitat de València

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Fotos

Museo Nacional de Cerámica y de las Artes Suntuarias González Martí ubicado en el palacio del Marqués de Dos Aguas (foto Miguel Lorenzo).Escudo en la Lonja de la Seda de Valencia (foto Miguel Lorenzo).Detalle de la Lonja de la Seda de Valencia (foto Miguel Lorenzo).La Lonja de la Seda de Valencia (foto Miguel Lorenzo).Torre del Micalet (foto Miguel Lorenzo).Mercado central de Valencia (foto Miguel Lorenzo).Interior del Mercado central de Valencia (foto miguel Lorenzo).

Mapas

Citas

Cavanilles, Antonio J. (1797). Observaciones sobre la historia natural, geografía, agricultura, población y frutos del Reyno de Valencia.

“Es admirable la [vista] que ofrece la torre de la Catedral edificada en el siglo XIV, cuya altura es de 225 palmos valencianos. Puesto el observador cerca de la campana de 215 quintales, ve la playa del mar, que en forma de cuerda corre diez leguas desde Cullera hasta Murviedro”.

Rosselló I Verger, V. M. (1969). El litoral valencià.

“El recinte medieval conserva a la part septentrional, des del riu a la catedral i Llotja, la traça islàmica amb casal modest i densa població mesocràtica i proletària: barri del Carme i el tipisme de la festa de carrer; les vies radials, enfocades a les portes de Quart i dels Serrans; agrupen el comerç. Ultra els monuments esmentats, la centralitat ja perduda, deixà el temple de la Mare de Déu dels Desemparats, el palau de la Generalitat i el Gran Mercat Central, el millor edifici modernista de València. Al sector meridional del vell casc el carreratge és estret, però més regular, i la cirurgia urbana del XIX i recent ha obert vies rectes.”

Antonio Machado (1937). Rocafort, Villa Amparo.

“Como parece dormida
la guerra de mar a mar,
mientras Valencia florida
se bebe el Guadalaviar ¡
Valencia de finas torres
y suaves noches, Valencia,
¿estaré contigo,
cuando mirarte no pueda,
donde crece la arena del campo
y se aleja la mar de violeta?

Vicent Andrés Estellés (1976). Llibre de meravelles.

”El carrer de la Mar, el de les Avellanes.
Ací estigué la casa on visqué Ausiàs March.
Ací, de cos present, estigué Ausiàs March.
De cos present. Jo sóc aquest...
Carrer de Cabillers,
la Plaça de l’Almoina.
La teua mà en la meua
com un grapat de terra, arrelats l’un en l’altre.“

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