Paisajes habitados

Ontinyent

La simbiosis con el agua

Ontinyent y el río Clariano: una íntima relación

Ontinyent no se puede concebir sin el Clariano y el Clariano sin Ontinyent. Se trata de una relación íntima, que hace que posiblemente sea una de las grandes desconocidas del interior de Valencia, a pesar que siempre ha estado presente como uno de los principales núcleos urbanos del interior la provincia de Valencia, como así lo atestigua distintos testimonios como el que hace Rosselló i Verger (1984) en un compendio de las principales ciudades valencianas:

Sobre un cerro a la derecha del Clariano se alargaba la antigua Vila con calles a muy diversos niveles, amazacotados, empinados y escalonados”.

Así, la capital de la Vall d’Albaida, comarca encastrada entre La Safor, y La Costera en Valencia y que hace frontera con El Comtat, L’Alcoià i El Baix Vinalopó de Alicante, es uno de los ejemplos más característicos de ciudad media valenciana, con aproximadamente 38.000 habitantes, una de las cunas históricas del desarrollo industrial valenciano del textil, como bien nos cuentan ilustres como Cavanilles (1797), quien en sus “observaciones” ofrece estas líneas a Ontinyent:

“… Donde hay 1.500 personas empleadas en las fábricas de paños, bayetones, lienzos y papel. En ellas texen al año 400 varas de paño, 2.500 de bayetones, 6.300 de sayales, 90 de lienzo, y fabrican muchas mantas de pelo cabrío.” 

“El recinto privilegiado del término son las 10.800 hanegadas de huerta dispuestas en graderías en las riberas del Clariano.” 

“Si exceptuamos los tiempos de tempestades y de lluvias, son pocas las aguas del barranco, y casi todas entran en el canal de riego contiguo al pantano, dexando el río poco menos que seco; pero a unos mil pasos de aquel sitio se halla en el mismo cauce un ojo llamado Pouclar, esto es Pozo claro, por donde brota tal cantidad de agua, que después de suministrar la suficiente a un ancho canal de riego, da nuevo ser al río.

Y es que la fama de Ontinyent como ciudad industrial textil, viene unida a su relación con el medio fluvial, como nos indica Fuster (1971):

La tradició de les seves manufactures tèxtils data de segles. Avui la ciutat produeix mantes i tovalloles en quantitat i en qualitat molt estimables, i de més a més, paper per a embolicar taronja, i licors, i mobles. A la seva vora, i venint de Bocairent, passa el riu que porta el seu mateix nom, el riu d’Ontinyent, de curs abrupte, els salts del qual precisament estimularen la instal·lació de les factories industrials: en el seu congost se situen les fabriques, convertint la rudesa del paisatge en una estampa fabril convincent i prometedora.

Otro elemento patrimonial que es una muestra de la íntima relación de esta ciudad con el agua y su aprovechamiento son sus fuentes. A pesar que muchas de ellas se han perdido como consecuencia de las sequías de finales del siglo XX, podemos encontrar muchas tanto dentro del casco urbano (Font dels Violins, Bola, Regall, del Clot…), como en zonas próximas como en la Ombria, la Solana y El Pla.

El aprovechamiento hídrico ha ido adaptándose a la realidad de Ontinyent y de los tiempos. Si en un principio fue un uso agrícola, con la existencias de diferentes huertas que se llegaron a considerar como entre las diez huertas valencianas más importantes, se pasó a utilizar los números saltos de agua existentes de manera natural, como fuente de aprovechamiento energético a base de molinos y batanes en las distintas industrias que han visto la luz en Ontinyent: manufacturación textil y papelera.

 

Ontinyent ciudad monumental

Desde el punto de vista monumental, cabe destacar la Vila (declarado desde 1974 Conjunto Histórico Artístico Nacional). A lo largo de ella se suceden las casas que apiñadas, intentan salvar los distintos niveles existentes y cuya disposición, contrasta tanto con las áreas urbanas más modernas (Sant Josep y Sant Rafael), como con los amplios espacios industriales que configuran el núcleo urbano de la Ontinyent del siglo XXI.

Desde un punto de vista patrimonial, los monumentos más significativos se encuentran en la Vida, destacando las murallas, la Plaça Major (que desde el siglo XVI es el centro neurálgico de las actividades públicas de la ciudad), la Llotgeta de Mostassaf (de la que se conservan vestigios originales del siglo XVI y actualmente es donde se instala el castillo de madera, escenario de las embajadas de las fiestas de Moros y Cristianos), L’Almodí Vell (originario del siglo XVI, reconvertido en prisión en el XVII y actualmente sede del Museu Arqueològic d’Ontinyent i la Vall d’Albaida, MAOVA), Els Porxets (que son los vestigios de los pórticos que cubrían toda la plaza en el siglo XVI y cuyos techos están decorados con yeseras renacentistas), el Palau dels Comtes de Torrefiel (de los siglos XV-XVIII, actual sede del Ayuntamiento en cuyo interior podemos admirar una puerta de piedra picada gótica de los inicios del siglo XVI, que tiene la particularidad de ser idéntica a la que existe en la sala del Palau de la Generalitat de València), el Convent de les Monges Carmelites (de los siglos XVI-XVIII).

Así, la entrada a la Vila se puede realizar bien por el Portal de Sant Roc o por la Pujada del Fossaert. En su interior destaca el Palau de la Vila o de la Duquesa de Almodóvar (siglos XIII-XIX, fortaleza construida sobre un antiguo alcázar islámico y muy transformado en el siglo XVIII, declarado en 1982 Monumento Histórico Artístico Nacional alberga la Oficina de Turismo, la exposición permanente de Gegants i Cabets y el Museo Textil Valenciano) y la iglesia de Santa María (que ha sufrido innumerables remodelaciones desde el siglo XIV).

De hecho, el característico campanario se ha convertido en referente distintivo de la ciudad y su apariencia actual, con un original remate de forja, es consecuencia del impacto de un rayo en 1859, que destruyó completamente el existente, construyéndose en 1880 el actual. Esta referencia característica está compartida con el Pont Vell, un majestuoso puente de dos arcos de medio punto, construido en 1500 y que aún hoy es paso obligatorio para comunicar distintas partes de la ciudad y que, como toda ciudad que nace alrededor de un río, forma parte de una red de conexiones que son el testimonio de la propia evolución de la ciudad: el Pont de La Costa (1743-1747) que conectaba con el Camí de Biar y era la ruta hacia el norte de la provincia de Alicante, el Pont de santa Maria (1942-1953) como muestra de la primera expansión demográfica a la otra parte del Clariano y el Pont del Salt del Bou (1997) introductor en la modernidad de la mano de prestigioso ingeniero Torroja Miret.

El recorrido monumental sigue por la Calle Mayor (de trazado medieval siguiendo el antiguo camino que conectaba con la población de Albaida y, desde allí, con la conexión marítima de Gandía). En esta vía principal podemos encontrar distintas casa nobiliarias (la Casa dels Nadal del siglo XVIII, el Palau dels Maians o dels Marquesos de Montemira del siglo XVIII y el Palau dels Barons de Santa Bàrbara del siglo XVIII, actual sede del Centre Cultural Caixa Ontinyent, única caja superviviente del sistema financiero y bancario valenciano y el Palau dels Puig de los siglos XVII-XIX). También en la Calle Mayor, encontramos las iglesias de Sant Carles y de Sant Francesc, las dos del siglo XVIII.

No son éstas las únicas iglesias presentes en Ontinyent. Así, podemos encontrar la Iglesia de San Carlos Borromeo que sirvió desde 1703 hasta 1767, como templo asociado al colegio de Jesuitas de Ontinyent, y que tras su expulsión funcionó como templo. Pero no solo los jesuitas tuvieron presencia en la ciudad, también están los franciscanos, siendo la Iglesia de San Francisco el único elemento que se conserva del antiguo Convent dels Franciscans fundado en 1573. La presencia franciscana se mantiene en nuestros días siendo destacable la colección del el Museo de Ciencias Naturales que junto al jardín botánico, posee tanto una importantísima colección de ejemplares de fauna española, africana y americana, como, muestras del arte precolombino, monedas antiguas, restos del Egipto de los faraones, y una biblioteca con manuscritos y libros de gran valor.

 

El secreto de la riqueza paisajística de Ontinyent: la Serra de l’Ombria-Pou Clar

A pesar de que está documentada en Ontinyent la presencia humana desde la época prehistórica, será a partir del setecientos cuando Ontinyent inicia su desarrollo como ciudad industrial y en ello intervendrá de manera decisiva el río Clariano, cuyo recorrido coincide en parte con el Paraje Natural Municipal que comprende una superficie de 2857,63 Ha (más extenso que varios de los Parques Naturales de ámbito comunitario) y que incluye una gran diversidad de paisajes, plantas, animales y formaciones geológicas cuyo protagonista es el agua que ha propiciado los barrancos y las paredes verticales de roca caliza. A estas maravillas naturales, se puede unir los vestigios de la acción humana, y cómo ésta ha sabido aprovechar los recursos naturales para su desarrollo como la energía hidráulica, en forma de viejos molinos movidos por la fuerza del agua, la construcción de cavas para almacenar las nieves invernales y poder conservar los alimentos perecederos, o las masías y las primeras fábricas textiles, la mayoría en un estado de semirruina y que son testigos mudos de la evolución socioeconómica de estas tierras valencianas.

De esta manera, en Ontinyent, podemos encontrar distintos elementos geográficos, industriales característicos del interior valenciano como barrancos (Barranc dels Tarongers, Barranc de l’Adern…), fuentes (de Morera, del Moro, del Nano, de Gamellons), asentamientos humanos (Les Cases de la Morera, el Corral de Martínez, la Venta Vella, el Reg de la Vall Seca), itinerarios (la Senda dels Enginyers, Les Serres del Torrater i de la Filosa)… donde se puede apreciar tanto el alto valor ecológico que esta tierras albergan, como los restos de una historia que va unida a la del río Clariano y su aprovechamiento como los restos de molinos (Molí de lluna, de Pep Joan…) o de la central hidroeléctrica.

Y es el río, en este caso el Clariano, quién ha conferido en gran parte tanto la fisonomía de la ciudad de Ontinyent, como de las potencialidades agrícolas, manufactureras, industriales y de ocio de los habitantes de estas tierras. Y es que la relación de la ciudad el agua es tan estrecha que alcanza la propia heráldica, ya que su escudo contiene dos cabezas de dragones de cuyas bocas emanan agua.

También podemos destacar distintos parajes naturales de interés. Uno de ellos es la ermita de Sant Esteve (s. XVII), cuya orientación y disposición hacen de ella visita imprescindible que ofrece una visión peculiar tanto de la Vall como del Benicadell. Otra es la Font dels Gamellons, que se trata de un paraje típico de la conocida como Ombria d’Ontinyent y donde se encuentra una gran diversidad de flora.

Pero sin lugar a dudas, el paisaje carismático y estimado por los habitantes de Ontinyent se encuentra a un par de kilómetros del casco urbano y es el Pou Clar. Se trata de un conjunto de piscinas naturales de aguas cristalinas de color verde aguamarina, que en algunos puntos brota de la mismísima pared de roca, pudiendo ver in situ el nacimiento del río Clariano y que presenta una serie de áreas escarpadas y de cascadas que se forman entre las roca. Aunque el paraje se conoce como Pou Clar, este es solo una de las pozas que contiene, existiendo otras que también presentan nombres característicos (Pou de la Reixa, Pou Gelat, Pou dels Esclaus…), que fueron documentadas por Cavanilles en 1797 y que tal y como nos cuenta Pepín (2003), el propio Nobel Camilo José Cela, se refirió a este paraje en una narración diciendo que “el paraíso terrenal caía cerca de Ontinyent.

Así, la primera de estas pozas es el Pou dels Esclaus, que tiene unos 10 m de largo y una característica forma ovalada. Es uno de los menos frecuentados debido, sobre todo, a la poca renovación que tienen sus aguas, lo que hace que no se pueda distinguir el fondo. A continuación, paradójicamente, tenemos el Pou Clar cuyo nombre se debe a la claridad que presentan sus aguas, ya que se puede ver cómo surgen de la propia roca y forman el Clariano. Siguiendo su curso encontramos el Pou Gelat y el Pou de la Reixa, este último formado de manera artificial al haberse construido una pequeña presa para canalizar el agua para el riego. Estas dos pozas son, en la actualidad, una sola debido a que en los años ochenta la Confederación Hidrográfica del Júcar dragó el río. Es además el más espectacular ya que la altura de la roca que lo rodea alcanza los dos metros y es habitual encontrar a gente que se lanza desde puntos de más de 10 metros. El paraje finaliza con el Pou dels Cavalls y es el único que posee chopos y pinares, lo que le confiere una imagen de zona recreativa.

El origen geológico de todo este paraje es cárstico y es una formación que forma parte de la alineación montañosa Solana-Benicadell. Presenta unas características propias mediterráneas en cuanto a caudal (estacional y fuertemente irregular de 2-30 l/s), flora (llentiscle, tomillo, aliagas…) y fauna (barbos, madillas, culebras, cangrejos, garza…). La temperatura constante de sus aguas durante todo el año (alrededor de 16-17 °C), hace que éste sea el lugar preferido por los ontenienses y gente de localidades vecinas, para soportar los altos valores que se alcanzan en el estío. Existen distintas rutas senderistas que atraviesan el paraje, siendo la más famosa el conocido sendero PR V-121 que se alarga hasta Bocairent. Además, como se encuentra en la carretera CV-81 que une Ontinyent con Bocairent, se ha provocado una fuerte presión humana sobre este paraje, siendo uno de los principales problemas a los que se enfrenta.

En cuanto a la flora que podemos encontrar tanto en el Pou Clar como en los parajes de los alrededores, encontramos además de las plantas mediterráneas habituales de montaña del interior valenciano (pinos, carrascas, lentisco, adelfas, aliagas, coscojas, jaras…), otras más peculiares como la Caralluma, una planta crasa de flores casi negras, que no ofrecen un buen aroma debido a que sus insectos polinizadores no son abejas o mariposas, a diferencia de la mayoría, sino que son las moscas. Por otra parte, en primavera también se pueden encontrar distintos ejemplares de orquídeas, mientras que el otoño Ontinyent nos ofrece también la posibilidad de disfrutar de la micología, siendo la estrella los populares rovellons o “pebrassos” como se conoce en esta comarca a esta seta.

Si se habla de fauna, Ontinyent, es un paraíso en cuanto a las aves. Gómez y Bolea (1996) declaran que en la zona de Ontinyent se pueden observar más de un centenar de especies distintas. Las razones son múltiples, pero la más influyente es que la orografía presente en los paisajes de Ontinyent, permite la abundancia de oquedades que proporcionan lugar seguro de reposo y crianza a especies como los vencejos, los aviones o las currucas. Son también terreno de caza para los cernícalos y los aguiluchos y quizá, allá en lo más alto, se pueden divisar aves rapaces. En las zonas húmedas, podemos encontrarnos en la franja diurna con jilgueros, mirlos o ruiseñores, mientras que en la nocturna no es extraño oír los reclamos de búhos, mochuelos o carabos.

 

El futuro de Ontinyent: caminando hacia el siglo XXI

Ontinyent conserva un importante legado natural, paisajístico, cultural, artístico y monumental, siendo hoy una ciudad moderna y pujante, gracias al esfuerzo de sus habitantes que sabéis superar obstáculos con inteligencia y trabajo, buscando con acierto nuevas oportunidades de prosperidad, bienestar y progreso y a que cuenta con un tejido empresarial moderno y competitivo, fuerte y flexible, capaz de adaptarse a los cambios que vive una economía cada vez más globalizada. Pero además, es una ciudad viva, moderna y universitaria, donde la Universitat de València tiene un Campus desde el curso 1998-1999, lo que confiere a la capital de la Vall d’Albaida un impulso para afrontar los retos del siglo XXI.

Sin duda la ciudad y el carácter de sus habitantes están íntimamente relacionados con el agua y con su río. Una columna vertebral que confiere a Ontinyent su forma pasada y actual y que, sin duda, lo continuará modificando en el futuro.

 

 

José Cantó Doménech
Dpto. Didáctica de las Ciencias Experimentales y Sociales
Universitat de València

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Fotos

Barrio de la Vila (foto Miquel Francés).Camino de Carros o pont Vell (foto Miquel Francés).Ermita de Sant Esteve (foto Miquel Francés).Heratat de Can Tomàs (foto Miquel Francés).Heretat de la Mayansa (foto Miquel Francés).Hotel Kazar (foto Miquel Francés).Panorámica d’Ontinyent desde el Tirador (foto Miquel Francés).

Mapas

Citas

Vicent Andrés Estellés (1996). Mural del País Valencià.

“Muscles de l’aigua, delirant esquena,
pits com el dia tardoral, malucs,
cames com d’aigua fluvial i alegre,
oh cabellera.”
(…)

“Ullal, anell de claredat perfecta,
matins que aprenen passes de l’alosa,
arbres amb grans de les fulles petites,
síl·labes d’aigua, remoroses noces,
com per indrets, com per amples fondàries,
floreixen fonts en braons poderosos.
Activitats d’afanyosos telers,
camí profund, de casta netedat,
els murs de calç com davantals, com teles,
els matrimonis de l’agricultura,
el patrimoni potent de la indústria,
les matinades de puntetes cautes,
les nits rodones de l’extensa lluna.”
(...)

“Ontinyent, alt i blanc
i remorós de fàbriques,
de braços seculars
i càndides arbredes
i l’anell de l’ullal.
Ontinyent, alt i net,
d’esperances segures
i de llum permanent,
de nits blanques i blaves,
de sol baix, Ontinyent.

Ontinyent de la feina acomplida
com un bon matalàs conjugal.
Ontinyent de les nits sempre al ras,
Ontinyent dels matins aclarits.
Arribava el retor a l’altar,
enlairava els seus braços d’amor.
I creixia, febril, la maror
destruint els vitralls de la nit.”

Bibliografía

ANDRÉS ESTELLÉS, V. (1996).

Mural del País Valencià. València: Edicions 3 i 4.

CAVANILLES, A. J. (1797).

Observaciones sobre la historia natural, geografía, agricultura, población y frutos del Reyno de Valencia. Madrid: Imprenta Real. (Edición facsímil, Valencia, 1981).

FUSTER, J. (1971).

Viatje pel País Valencià. Joan Fuster, Obres completes. Barcelona: Edicions 62.

GÓMEZ, D. - BOLEA, A. (1996).

“Aproximación a la ovifauna del terme d’Ontinyent”. Alba. Revista d’Estudis comarcals 11. 103-113.

PEPÍN, M. (2003).

Valencia Mágica. Valencia: Carena Edicions.

ROSSELLÓ I VERGER, V. M. (1984).

55 ciudades valencianas. Colección Cultura Universitaria Popular Nº 4. Valencia: Universitat de València, Secretariado de Publicaciones.