Paisajes fluviales
Un río mediterráneo regulado por un pantano singular
Los sucesivos cambios toponímicos de este corto río -al principio Riu Verd y pronto también de Castalla, luego, aguas abajo de la presa de Tibi, denominado de Montnegre, y en el tramo final conocido como Riu Sec – son expresión de los rápidos contrastes hidrológicos, litológicos y ambientales que concurren en esta pequeña cuenca torrencial (520 km2), desde la cabecera instalada en la montaña media mediterránea hasta la subárida cuenca baja. Los sucesivos dispositivos estructurales y los apretados escalones bioclimáticos confieren una notoria diversidad a este “río-rambla de módulo escaso que registra esporádicamente furiosas avenidas” (A. Gil Olcina). A su vez, la presa de Tibi y dos destacados azudes – todos dedicados al riego secular de la Huerta de Alicante – añaden carácter al paisaje fluvial: “la admiración que producen es extraordinaria como verdaderas catedrales de la historia de la ingeniería y orgullo merecido – aunque casi olvidado – de la cultura que las levantó” (A. López Gómez, 1996, 15). La coevolución de tantos elementos naturales y culturales es un rasgo de este valioso corredor fluvial, objeto de seculares reconocimientos e intervenciones, de intensos aprovechamientos y de recientes propuestas territoriales por el potencial y la calidad de sus paisajes.
El río Montnegre tiene su cabecera a unos 1100 m de altitud, en la conjunción de las escorrentías de la Marjal d’Onil y de los aportes de diversas surgencias que brotan en la sierra de Onil. Luego, todavía en la Foia de Castalla, recibe el caudal del río de Ibi que procede de la canal de Alcoi. Las inercias de las escorrentías subterráneas de las sierras de cabecera de ambos ríos aseguran el mantenimiento de un modesto caudal de base del río-rambla. Posteriormente el valle fluvial se estrecha considerablemente en Tibi, constreñido por los cerros de Mos de Bou y de la Cresta, estribaciones respectivamente del Maigmó y Penya de Xixona. Después atraviesa unas calizas negras triásicas que dan nombre al río. Definitivamente el río Montnegre avanza por un dominio subárido, una circunstancia que marca el cuadro ambiental y el comportamiento hidrológico. En este tramo todavía recibe nuevos afluentes por la izquierda (rambla de la Torre, Bussot, etc.). A partir de Mutxamel, el aprovechamiento integral del caudal para el riego de la Huerta de Alicante da pie al nombre de Riu Sec, que mantiene hasta su desembocadura en el Campello, donde ha originado un pequeño abanico deltaico.
El Montnegre registra un régimen fluvial típico de río-rambla (A. Gil Olcina) con acusada merma del caudal durante el verano, que se contrapone a las furiosas avenidas otoñales. Estos episodios torrenciales se desencadenan con ocasión de lluvias de gran intensidad horaria registradas en la cabecera. Durante las avenidas, el río-rambla arrastra importante carga sedimentaria, una dinámica torrencial que obligó a construir un original desarenador para mantener la capacidad del embalse de Tibi.
El pantano de Tibi o de Alicante constituye una verdadera catedral de las Obras Públicas, tanto por la técnica y envergadura que tuvo en la época de su construcción, como por las funciones de regulación del riego de la huerta de Alicante que ha venido realizando desde entonces. Su relevancia constructiva y funcional ha sido subrayada por Towsend, Cavanilles, Aymard, Llauradó, Alzola, Figueras Pacheco y otros. La presa incluso fue tomada como modelo por Aymard, ingeniero encargado por el gobierno francés de extender el riego en la colonia argelina.
La presa, que se ha atribuido generalmente a Herrera, Juanelo Turriano o los Antonelli, se inició en 1580 y concluyó en 1584. La primera traza se debe a Pere Esquerdo o Izquierdo, un maestro de obras local; luego intervinieron en alguna medida Turriano, Herrera, el dominico Azara, y otros como los Antonelli e “Il Fratino”. La presa sufrió una grave avería en 1679 por causas no aclaradas y estuvo inútil hasta su total reparación en 1738.
La altura es de 41 m, la mayor de España y de Europa hasta el siglo XVIII, un arco menos marcado que en la presa de Almansa y ligero escalonamiento, con 33’7 m en la base y 20’5 m arriba. La capacidad varía según los autores entre 3’7 y 5’4 millones de m3, la máxima entre los embalses de los siglos XVI-XVIII. Por su parte, la toma de agua consiste en un pozo de 35 cm de lado, en el interior del muro, inmediato al paramento, y en éste una serie de 52 mechinales o aspilleras dobles por donde penetra el agua. Esta cae a una galería de fondo excavada en la roca y cerrada por una paleta de bronce de ingenioso mecanismo, alabado por Aymard, pero sustituido hoy por una válvula compuesta. La limpieza del fango, calculada cada cuatro años, durante los cuales se alcanzaba unos 12-16 m de espesor, se resolvía mediante una abocinada galería de fondo desde 1’8 x 1’7 m a 3 x 3’3 para facilitar la salida del lodo. Otra originalidad de Tibi es el aliviadero lateral con dos vanos de 2’10 para 100 m3/seg, en el extremo del muro, continuado por un canal en la roca.
El pantano de Tibi se completa con otras obras complementarias, entre las que destacan, aguas abajo, los azudes de Mutxamel y Sant Joan. Ambos – decisivos para la derivación de las dotaciones de riego de la Huerta de Alicante – han sufrido desperfectos en alguna crecida extrema, pero han sido repuestos posteriormente. Estas infraestructuras, de gran valor patrimonial, ya fueron elogiadas por A. J. Cavanilles.
Joan F. Mateu
Departament de Geografia
Universitat de València
A. Llauradó (1878). Tratado de aguas y riegos, 584.
“El caudal del río es de ordinario muy escaso; pero suele experimentar durante el año tres ó cuatro grandes avenidas que… producen daños de consideración”.
A. J. Cavanilles (1795-97). Observaciones sobre el Reyno de Valencia, I, 77-78.
“…digamos algo de las azudes ó presas de San Juan y Muchamiel, que por su utilidad y magnificencia merecen un lugar distinguido. Hállanse ambas en el ancho cauce del Monnegre: la de Muchamiel es la más distante del mar, y se compone de un largo murallón que en arco atraviesa el rio; consta de sillares hasta el grueso capaz de resistir á las furiosas avenidas; su altura es la suficiente para que en tiempos serenos contengan las aguas que viene por el rio, y hacerles tomar la dirección de las huertas… La azud ó presa de San Juan es mas costosa por ser mas largo el murallon en arco, y por los estribos que lo fortifican en sus extremidades. La obra es de la misma fábrica que la antecedente, compuesta de murallon, casamata y canal; sirve para recoger aguas en las avenidas, é introducirlas en la huerta si las necesita, y suplir la de Muchamiel si por casualidad padeciera alguna quiebra”
A. Llauradó (1878). Tratado de aguas y riegos, 467-468.
“El pantano llamado de Tibi... es el más notable de los actualmente existentes en España… La cabida total del embalse se calcula en 3.700.000 metros cúbicos, destinándose las aguas almacenadas al riego de las 3.700 hectáreas que mide la huerta de Alicante. Las aguas que salen del pantano recorren una longitud de 10 á 12 kilómetros hasta llegar á la presa de Muchamiel, establecida en el origen de la huerta…”
A. Llauradó (1878). Tratado de aguas y riegos, 584.
“El rio Castalla, que cambia después su nombre por el de Monnegre ó Montnegre, se forma de varias fuentes que nacen en los términos de Onil e Ibi, al pie de la sierra que lleva el nombre del primero; recorre una longitud aproximada de 50 Km, y desagua en el mar despues de cruzar la gran llanura de 18 a 20 Km de longitud en que tiene asiento la celebrada huerta de Alicante.
M. Aymand (1864). Irrigations du Midi de l’Espagne, 136.
“Enfin, après cinq heures de route, on arrive sur les bords du Rio Monnegre, et l’on trouve en presence du grand barrage-réservoir qui alimente la huerta d’Alicante… C’est ici le plus important des ouvrages de cette nature que nous rencontrerons, le plus important non pas de tous ceux qui on été construits en Espagne, mais de ceux qui existent encore. C’est en outre celui dont l’administration est le mieux entendue, dont le fonctionnement est le plus régulier, celui en un mot qui… mérite le plus d’etre pris pour modele”.
ALBEROLA, A. (1984).
El pantano de Tibi y el sistema de riegos en la huerta de Alicante, Alicante, Instituto Juan Gil-Albert, 191 pp.
CAMARERO, E. et al. (1989).
Tibi, un pantano singular, Valencia, Generalitat Valenciana, 155 pp.
GIL OLCINA, A. (1972).
“El régimen de los ríos alicantinos”, Estudios Geográficos, 128, 425-459.
LÓPEZ GÓMEZ, A. (1996).
Los embalses valencianos antiguos, Valencia, Generalitat Valenciana, 92 pp.