Paisajes fluviales
Un viaje de meandros desde los Cuchillos hasta el Júcar
El río Cabriel discurre sinuoso creando un singular conjunto de meandros, entre los embalses de Contreras y Embarcaderos, en Cofrentes, lugar donde confluye con el río Júcar. El Cabriel, frontera natural entre Castilla la Mancha y la Comunitat Valenciana, nos ha brindado en su discurrir uno de los más bellos y caprichosos paisajes fluviales mediterráneos. Su dinámica fluvial, condicionada por los rasgos climáticos, litología de la zona y producción hidroeléctrica, nos presenta un río perenne repleto de riqueza vegetal y animal.
Es en este tramo, entre Contreras y Embarcaderos, donde el río se encaja en la meseta valenciano-manchega tallando un profundo y angosto cañón, al tiempo que meandriza entre los materiales calizos y yesíferos mesozoicos. El resultado es un paisaje abrupto, de curiosas formaciones geomorfológicas, hostil por la escasa accesibilidad y por su difícil tránsito, y quizás también por ello todavía excelentemente conservado.
En sentido estricto, las Hoces del Cabriel son un conjunto de meandros formados por el encajamiento del río sobre materiales del Cretácico y del Mioceno, que se extienden durante diez kilómetros entre el paraje de los Cuchillos y el puente de Vadocañas. Sin embargo, denominamos Hoces del Cabriel a un tramo mayor del río Cabriel y riberas, comprendido entre las provincias de Cuenca, Albacete y Valencia, cuyos rasgos geológicos, geomorfológicos, botánicos y faunísticos han motivado a las administraciones valenciana y castellano-manchega a declararlo espacio protegido bajo dos figuras legales de protección: Parque Natural desde 2005, en el caso de la Comunitat Valenciana, y Reserva Natural en el caso de Castilla la Mancha. A lo largo de un tramo de unos 60 kilómetros, el río ha labrado un estrecho y profundo valle, de meandros muy pronunciados, siempre bajo el control de la litología dominante en el área.
La acción erosiva de las aguas, la acción de la gravedad y el viento actúan como principales agentes formadores de las hoces, denominación que reciben por su forma los meandros que dibuja el río. Éstas se han formado por un continuo proceso de excavación del río durante el Plioceno Superior y Cuaternario, que vació primero los conglomerados miocenos del relleno Terciario, para incidir posteriormente sobre las dolomías y calizas del Cretácico Superior. El resultado es un valle de paredes muy verticales y resistentes a la erosión, que se ensancha cuando los materiales son menos resistentes a la erosión fluvial.
Aguas arriba de las Hoces, pero en el mismo valle, se localizan los Cuchillos del Cabriel. Se trata de una singular y espectacular formación rocosa, constituida por estratos verticales a modo de enormes agujas pétreas. Los Cuchillos son resultado de la erosión diferencial, que ha actuado sobre los estratos arcillosos existentes entre los paquetes de dolomías del Cretácico Superior; los estratos de dolomías han quedado separadas entre sí dando lugar a grandes crestones verticales, que escoltan el paso de las aguas.
El río Cabriel actúa como corredor biológico de primer orden, conectando y permitiendo el flujo de energía, de materiales y de vida entre distintos espacios naturales castellanos y valencianos. En el ámbito del Parque Natural de las Hoces del Cabriel se pueden identificar diferentes hábitats con sus ecosistemas más representativos, aunque en su funcionamiento se adivina la interconexión con ecosistemas de los hábitats vecinos. Las Hoces del Cabriel concentran en una estrecha franja el medio fluvial, bosque de ribera, espacios agrícolas, núcleos de población, bosque y sotobosque mediterráneo y zonas montañosas; un conjunto de hábitats que dan lugar a un mosaico paisajístico caracterizado por la importancia ecológica, pero también por las manifestaciones culturales existentes.
En el medio fluvial, las limpias aguas y abundante caudal permiten una explosión de vida, al tiempo que favorecen la estructuración de otros hábitats como el bosque de ribera. Su fondo, de materiales finos en unas zonas y de gravas en otras, permite el crecimiento de una vegetación acuática; y junto a ésta, funciona como refugio de organismos invertebrados y de peces, que son al tiempo alimento de anfibios, reptiles, aves y mamíferos tan interesantes por su singularidad como la nutria. Otro de los hábitats se corresponde con el bosque de ribera; conforma una estrecha franja de vegetación, a ambos márgenes del río, allí donde la actividad agrícola no lo ha arrasado para el aprovechamiento de la fertilidad de las vegas.
Esta formación está compuesta por juncales, cañares, helechos, gramíneas, enredaderas, adelfas, tarays y árboles como los álamos, chopos, sauces y olmos. En su conjunto, lineal y muy estético en el cambio de estación, ofrece excelente refugio y alimento a una rica fauna. Aves como el mirlo, el petirrojo o el ruiseñor escoltan desde los aires a mamíferos como el jabalí, el zorro, la garduña, la gineta o el gato montés, que se alimentan de los insectos, bulbos y pequeños roedores refugiados entre los arbustos. Además, la escasa presencia humana propicia una buena salud de la flora y fauna presente, que configuran ecosistemas riparios de gran valor natural y un hábitat refugio de diversas especies en peligro de extinción. Estos ecosistemas de ribera, junto al color de las litologías aflorantes y la lamina de agua, generan unos mosaicos paisajísticos de gran belleza. No a demasiados metros de la orilla el bosque de ribera deja paso a formaciones arbustivas intercaladas con bosques de coníferas, que cubren las laderas del valle de las Hoces del Cabriel. Los pinos, carrascos en su mayoría aunque también están presentes los rodenos y algo menos los piñoneros, se acompañan de encinas, madroños, melojos y sabinas o de matorrales compuestos de aladiernos, coscojas, lentiscos, enebros, brezos, aliagas y plantas aromáticas. La fauna, alguna de la cual también alterna el bosque de ribera, es rica y variada: aves rapaces, pequeños carnívoros, ungulados, algunos en régimen de semilibertad asociados a fincas cinegéticas, y los roedores son los grupos más representativos.
Nadie ignora que las peculiaridades geomorfológicas, la presencia de una lámina de agua corriente permanente, la exuberante vegetación y la rica fauna son los principales activos y atractivos de las Hoces del Cabriel. Sin embargo, a los valores ecológicos y ambientales de este espacio declarado Parque Natural, hay que añadir las estructuras antrópicas ligadas al aprovechamiento del río, a su control, o al acopio de materiales. Existen en sus riberas asentamientos humanos de diferente entidad, que mantienen además de su carácter rural, elementos del patrimonio religioso, arquitectónico y cultural de interés: caseríos, corrales, iglesias, ermitas, abrigos de pastor, salinas, molinos…
La práctica de la agricultura también ha dejado su huella en las Hoces y no se puede entender este paisaje de vega fluvial sin ella. La acumulación de depósitos aluviales y el encajamiento del río en ello ha propiciado la puesta en cultivo de las terrazas fluviales generadas. Las infraestructuras de riego como son los azudes, la conocida noria de Casas del Río, y las acequias han permitido la irrigación de la vega, cuyas huertas y cultivos arbolados incrementan el valor ecológico y paisajístico del paraje.
Jorge Hermosilla
Emilio Iranzo
Departament de Geografia
Universitat de València
José Manuel Almerich Iborra (1997). Caminos, Parajes y Paisajes abiertos al Mediterráneo.
“El río Cabriel es el más importante de los afluentes del Júcar y sin duda, el paraje fluvial mejor conservado de la Comunidad Valenciana y Castilla la Mancha [...]. Los Cuchillos de Contreras,[...] es uno de los más interesantes ejemplos existentes de estratificación vertical, originida por la rotura del estrato calizo y una posterior compresión que provocó su levantamiento hasta situarlo en posición vertical. La posterior acción erosiva del río, la lluvia y el viento, formaron estas peculiares agujas [...] Poco después del valle de Fuenseca, el río se vuelve a encañonar, esta vez de forma mucho más violenta, encajándose en un profundo surco, formando amplios meandros y creando un paisaje salvaje...”
Pascual Madoz (1845). Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar.
“[...] y se introduce en la provincia de Valencia por el part. de Jarafuel y término del l. de Cofrentes en el que confluye con el Júcar, perdiendo allí su nombre. [...] Sus aguas son esquisitas y cría excelentes truchas, anguilas, barbos y algunas tortugas.”
Alejandro Pérez Cueva (2005). El regadío histórico en la comarca de Requena-Utiel.
“Por tanto, ¿cuáles son las razones de tan escaso aprovechamiento de un río tan abundante y regular? Básicamente tres: la principal, como veremos a continuación, es la escasa presencia de terrazas fluviales aprovechables y su atomización espacial (propia de un río con meandros encajados). Otra razón estriba en el delicado equilibrio entre un río caudaloso que exige pocos y resistentes azudes, y la enorme dificultad del trazado de las acequias madre (muy difíciles de llevar por las partes cóncavas de los meandros encajados). En otras palabras, un río tan importante y agresivo como es el Cabriel no facilita que haya sistemas de regadío basados en pequeños azudes, y por otra parte, la topografía del valle no permite que se construyan acequias grandes y largas abastecidas por azudes grandes”
BARRACHINA, E. (2006).
Las Hoces del Cabriel, Alzira, Edicions Bromera. 158 p.
HERMOSILLA, J. (1999).
Los paisajes del agua en el Valle de Ayora, Buñol, Edita Mancomunidad Comarcal del Valle de Ayora-Cofrentes.
HERMOSILLA, J. (2005).
El patrimonio de los regadíos tradicionales en la comarca de Requena-Utiel, Valencia, Generalitat Valenciana.
PIQUERAS, J. (1997).
Geografía de la meseta de Requena-Utiel, Requena, Centro de Estudios Requenenses. 210p.
PIQUERAS, J. (1999).
El espacio valenciano: una síntesis geográfica, Valencia, Editorial Gules. 392 p.